Humberto Maturana propone que no existe realidad independiente del observador. Una aseveración que cuestiona un dogma fundamental de la ciencia moderna. Una intuición que propuso Goethe hace siglos cuando afirmó que "la historia de la ciencia es la ciencia misma" señalando la influencia del observador y que a la luz de los nuevos descubrimientos científicos, corresponde rescatar del basurero de ideas.
En este breve comentario, aceptaremos esta proposición. Consideraremos que no existe realidad independiente del observador e intentaremos comentar cuales serian las implicancias de esta hipótesis.
En primer lugar, implica que todos tenemos una realidad personal diferente. Nuestras realidades son distintas. Esto, cambia todo. Cambia nuestros mundos en lo fundamental, nuestra forma de vivir y convivir. Nadie es dueño de la verdad, pero todos somos dueños de nuestra verdad. Este hecho basta para obligarnos a entender que nuestra forma de relacionarnos debe cambiar. Nos obliga a respetar las ideas de los demás porque vienen de otra dimensión. Nos obliga a dar el beneficio de la duda a cualquiera. Nos permite sospechar que otra opinion puede ser enriquecedora. Nos ayuda a escuchar con atención, dispuesto a comprender desde qué mundo viene un comentario. Nos agrega una dosis no menor de humildad y aumenta nuestra tolerancia. Nos propone un mundo respetuoso.
En segundo lugar, nos enfrenta a descubrir que hemos vivido una ilusión. Que nuestras certezas no son fiables. Que nuestras creencias tienen que actualizarse. Nos acerca a la incertidumbre y nos aleja de los fundamentalismos. Nos acostumbra a cuestionar aquellos que damos por supuesto y haciéndolo, nos hace mas humanos.
En tercer lugar, nos hace responsables de nuestra realidad. Todo lo que hemos vivido es nuestra creación. No hay culpables. Somos esencialmente artistas creando realidades a través de nuestra conciencia. Somos la realidad o lo que es lo mismo, la realidad es una expresión de mi ser.
Y si esto es cierto, la realidad es efímera. Es el vivir y por tanto un flujo en un presente cambiante. La realidad no puede atraparse. Un arco iris inalcanzable o un instante sin duración. Somos la realidad y vamos transformándonos con ella. Somos efímeros. Algo que sabemos pero que no comprendemos. No somos quien comenzó leyendo. Ese personaje ya no existe. Solo existes tu, pero que ahora no es el mismo que tu, y que mas tarde tampoco lo será.
Vivimos transitando un presente en continuo cambio y cambiando al unísono con la realidad.
Es posible que compartamos algunos territorios con aquellos que han creado una realidad similar. Pero no son territorios totales, son parciales y limitados. Y es preferible que así sea.
Esas son algunas de las implicancias de aceptar la postura de Maturana: un mundo respetuoso, mas humano, más personal, más fluido... ¡un mundo mejor!
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