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miércoles, 20 de noviembre de 2013

La ambición rompió el saco

Los seres humanos somos ambiciosos. Una característica que nos ha llevado a progresar en forma sostenida y que puede ser deseable, siempre que esté acotada. La ambición descontrolada es a todas luces, negativa. Como dice el viejo refrán, "rompe el saco".
La gran conclusión que obtengo al analizar los resultados de las recientes elecciones es que si queremos convivir en armonía, tenemos que controlar nuestra ambición. Controlarla de manera que aprendamos el significado de la palabra "suficiente". Progresar, acumular, ganar y crecer es bueno...hasta cierto punto.
La ambición de los inescrupulosos, ha sido tan evidente, que la sociedad entera se pronunció en contra de los ambiciosos.
 
La ambición de los políticos que pretenden atornillarse al poder, evitar la competencia leal y subirse los generosos sueldos fue derrotada. Más de la mitad de los chilenos prefirió no votar por políticos codiciosos, que no hacen honor a la categoría del cargo que representan. Los políticos, sin autocrítica y sin ética, responsabilizan a los votantes por ejercer el derecho de abstenerse. Ni siquiera piensan que ellos son responsables. Ni siquiera se cuestionan la forma grotesca de promoverse.¿La insólita respuesta de los politicos a la gigantesca abstención? ¡Volvamos al voto obligartorio!
Son la institución peor evaluada y demostraron que merecen serlo. Afortunadamente, los más ambiciosos de los políticos, no fueron elegidos. Desafortunadamente, aquellos políticos ambiciosos que no competían, seguirán en sus cargos, sin comprender la magnitud del daño que le hacen al país. Su soberbia los enceguece. No comprenden ni están capacitados para comprender.
 
En la educación, pasó algo similar: La ambición de los sostenedores que inventaban alumnos para recibir más recursos, rompió el saco de las subvenciones educacionales. Se terminará la educación particular subvencionada. La ambición de los controladores que encontraron resquicios para sacar utilidades de instituciones sin fines de lucro, rompió el saco de las universidades privadas. Además, tendrán que sobrevivir a la ambición de las universidades tradicionales que quieren seguir recibiendo aportes estatales sin competir. La natural ambición de algunos profesores de lograr mejores remuneraciones, motivó inicialmente a los estudiantes a salir a las calles, sin preveer que los movimientos estudiantiles terminarían sepultando una noble profesión. Muchos colegios y universidades cerrarán. Hay otras actividades más rentables. Lamentablemente, la legítima ambición de los estudiantes de recibir una educación de calidad, quedará postergada, una vez más.
 
La verdadera ambición de nuestros compatriotas quedó de manifiesto: queremos vivir en una sociedad justa. Donde impere el "fair play". Donde no existan privilegios especiales ni discriminaciones odiosas.
 
¿De qué sirve progresar con tanta inequidad? Bueno, sirve para alimentar la ambición de los que no tuvieron oportunidad de competir en buena ley y para justificar el salirse de ella. La mayor parte de la delincuencia es causada por una injusta inequidad.
 
En todas partes fue derrotada la ambición:
 
La ambición de las tiendas comerciales que reprograman unilateralmente créditos usureros, también fue derrotada en las urnas.
La ambición de las isapres que suben los planes de salud a los más viejos, fue castigada.
La ambición de las AFPs que cobrar por administrar mal los recursos de treceros, la ambición de las mineras y forestales que explotan sin coonsciencia medio-ambiental, la ambición desmesurada de los bancos, empresas y personas, fue vencida.
 
Los resultados de estas elecciones no son producto del carisma de una persona ni de la soberbia de otra. Son resultados que apuntan hacia una sociedad menos ambiciosa y más humana. Con una educación enfocada en las personas y en la responsabilidad social. Son resultados que demuestran que la equidad es el principal ingrediente de una sociedad en busca del desarrollo armónico.

1 comentario:

  1. Me gusta el punto de poner la ambición al centro del problema; no lo había escuchado y me hace mucho sentido.
    Más centro en las personas, más centro en la responsabilidad social, más centro en la educación. Lo compro.

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