Página del autor en Amazon

viernes, 27 de septiembre de 2013

Educación para conectar


Steve Jobs acuñó el término “conectar los puntos”, refiriéndose a descubrir las conexiones entre las experiencias vividas y aprovecharlas para encontrar oportunidades, aprender o resolver problemas. Cuando hablamos de educación para conectar, no sólo estamos pensando en una educación que permita conectar neuronas y generar una arquitectura neuronal más compleja. Estamos usando la expresión como símbolo para educar en un mundo que está totalmente interconectado, pero en forma no evidente. Por eso hablamos de conectar los aprendizajes, de conectar el currículo y de conectar la educación con el mundo real; la teoría con la práctica, la experiencia con la reflexión y en ese conectar, generar sinergías o revelaciones que nos lleven hacia nuevos descubrimientos.

Vivimos en un mundo de creciente complejidad, un mundo cada vez más interconectado, como el mundo virtual de Jobs. Y tenemos que preparar a nuestros jóvenes para habitar la complejidad.

Pensamos que es necesario conectar el hemisferio derecho de nuestro cerebro con el hemisferio izquierdo; la emoción y la razón; al exterior y el interior, a Darwin y a Jung, a la ciencia y el humanismo; al consciente y al inconsciente.

Creemos que hay conexiones entre el pasado, el presente y el futuro. Todo el pasado se ha confabulado para materializar este y solo este presente. Y en el presente se incuba el futuro. Lo que ha de suceder, está latente, presente, en una serie casi infinita de posibilidades. Solo que no estamos habituados a ver las relaciones o a dimensionar las probabilidades de ocurrencia de ciertos fenómenos a partir de nuestras acciones. Al acostumbrarnos a reconocer tendencias, patrones y consecuencias,  comenzaremos a anticipar con mayor certeza. No solo estaremos más preparados para enfrentar cualquier presente, sino que estaremos capacitados para influir en el futuro. Somos responsables del pasado, del presente y del futuro.

Cuando somos capaces de mirar al pasado y detectar nuestras equivocaciones, recién entonces podemos comprender que el aprendizaje sólo se logra en el error. Cuando contrastamos alguna anomalía que no cuadra con nuestro modelo de la realidad. Nadie se equivoca a propósito. Es algo que simplemente ocurre. Entonces,  al establecer una relación entre el error y el modelo,  aprendemos y corregimos nuestra interpretación. Por todo esto, necesitamos una educación para conectar.

jueves, 19 de septiembre de 2013

Educación para pensar


Curiosamente la educación no está diseñada para pensar. Al menos no para pensar por nosotros mismos. Cuando nos adentramos en las neurociencias, comprendemos que la educación está diseñada para adivinar lo que piensa el profesor, o en el mejor de los casos, para el aprendizaje superficial. Aquel que rendida la prueba, deja pocas huellas en la mente del estudiante.
Necesitamos diseñar una educación para seres pensantes. Para estudiantes que piensen por si mismos, que puedan reflexionar, incluso cuestionando las premisas que propone el profesor o las que acepta la sociedad. Una educación para el aprendizaje profundo, para la reflexión. Necesitamos una educación que nos obligue a usar los dos hemisferios en forma equilibrada. Razón y emoción deben interactuar para aprovechar el enorme potencial de nuestras mentes. Las pruebas de alternativas sugieren el resultado correcto y descartan la posibilidad de que el estudiante, desde un paradigma más evolucionado, proponga otra opción. ¡Qué soberbia!
Cada día que pasa, es más probable que encontremos estudiantes que maduran precozmente. Son, al decir de Noemí Paymal, una nueva especie, con un potencial insospechado. Son genios y requieren ser tratados como tales. Necesitan espacio para despegar.
Por otra parte, desde que Howard Gardner comenzó a hablar de las inteligencias múltiples, hemos distinguido numerosas nuevas dimensiones de la inteligencia, que la educación tradicional simplemente ignora. Establecer evaluaciones que contemplen la variedad de estrategias cognitivas nos llevará a descartar las pruebas estandarizadas. ¡Enhorabuena!
Pero donde estamos más atrasados es en reconocer el pensamiento colectivo y darle la importancia que merece. Las ideas tienen historia y energía. Se nutren de nuestra curiosidad. En poco tiempo, comprenderemos que muy pocos tienen derechos de autor en el campo de las ideas. La mayoría de las veces estamos pensando sobre ideas previas. Nuestra curiosidad y las nuevas conexiones que establecemos pueden darle vitalidad a ciertos conceptos. Continuamente amasamos ideas previas enriqueciéndonos con ellas y mirándolas desde nuestra experiencia. Y a veces, encontramos relaciones que las enriquecen a ellas. Estamos inmersos en una cultura que hemos construido colectivamente. Nuestra educación debe acostumbrarnos a reflexionar grupalmente. Las lluvias de ideas son ejercicios en la dirección correcta, pero todas las conversaciones y los diálogos en el ámbito educacional deberían aportar al enriquecimiento del pensar colectivo.
Lo que es incluso más relevante es que la inteligencia artificial superará la capacidad de procesamiento de información del cerebro humano. Y será en un futuro muy próximo. Desde allí obtendremos respuestas a nuestra inquietudes. Esto generará un cambio radical en nuestras actividades. Entonces será incluso más evidente la necesidad de que el ser humano se concentre en las habilidades socio-emocionales, los valores universales y en hacer las preguntas adecuadas. Nuestra relación con la tecnología se modificará. Nuestras definiciones de lo que es la inteligencia y la educación también cambiarán. Mientras antes comencemos, mejor.

lunes, 16 de septiembre de 2013

Educación para convivir


La lección que aprendemos desde la biología es que los organismos vivos tienen comportamientos complejos, que priorizan su adaptación a las circunstancias. Cambiamos en función del cambio en el medio. 
La educación, sin embargo, está diseñada para seres inanimados. Para un mundo estático. Propone un modelo fragmentado, industrial y estandarizado que trata a los estudiantes como productos en una línea de producción. Es esencialmente conservadora de una forma de vivir obsoleta. Educa para vivir en el pasado.
Necesitamos diseñar una educación para seres vivos. Que respete la vida y la individualidad. La llamamos educación para convivir, porque ante todo nos debe enseñar a vivir con alguien o algo. A vivir con nosotros mismos, a vivir con los demás, a vivir con la naturaleza.
En el futuro necesitaremos conocernos mejor y aceptar que nuestro destino está determinado por el desarrollo pleno de nuestro potencial. Necesitamos reconocer nuestros talentos y definir nuestra identidad. Necesitamos saber quienes somos y en quienes nos podemos convertir. Y caminar hacia allá.
También necesitamos generar una nueva relación con los seres humanos. A convivir con los otros. A formar parte del proyecto que juntos estamos construyendo. Los niños que parecen tener características extraordinarias, los jóvenes que tienen energía para impulsar cambios, nuestras parejas que aportan otra perspectiva y los viejos que tienen experiencias valiosas. Somos una especie que lucha por madurar. Somos un grupo que trasciende al individuo.
El presente clama por una mejor forma de relacionarnos con la tecnología. Ya dependemos demasiado de ella y pronto subsistiremos sólo a través de ella. No podemos darnos el lujo de obviar esta dependencia. En breve tendremos robots invadiendo nuestro quehacer. Es una herramienta poderosa y necesitamos vivir conscientes de sus implicancias, para mantener nuestra humanidad.
Y sobretodo, necesitamos aprender a respetar la vida. La vida en todas sus manifestaciones, la naturaleza y porqué no decirlo, la vida extraterrestre que podríamos encontrar en un futuro no muy distante. Tenemos que prepararnos. Si no respetamos a todos los seres vivos, no podemos exigir coherencia.
Necesitamos comprender que somos una manifestación de exquisita creatividad de la vida. Que en el fondo, somos parte del proyecto de perpetuación de la vida. Que tenemos que aprender a relacionarnos porque sin vida, nuestra existencia no tiene sentido.
La educación para convivir se puede resumir en 3 conceptos:

  • Creatividad
  • Evolución
  • Sustentabilidad
La educación para convivir es una de las grandes tareas pendientes de la nueva educación. 

miércoles, 11 de septiembre de 2013

¿Quien entiende a nuestras autoridades?


Los problemas de la educación son enormes. Ciertamente. Pero tenemos que priorizar. Sobretodo las autoridades que dirigen la educación escolar. Cuando la sociedad se horroriza ante los espantos de la pedofilia en muchos colegios; cuando las consecuencias del bullying despiadado está cobrando víctimas inocentes; cuando los apoderados se indignan por los cierres intempestivos de colegios; cuando mueren infantes a cargo de parvularias irresponsables; cuando una joven madre abandona un bebé en su coche para drogarse; cuando los sostenedores prefieren llenarse los bolsillos antes de mejorar la educación que prometieron…
Mientras todo esto sucede, los diputados se preocupan de los puntajes PSU de los futuros profesores. ¡Qué vergüenza! Francamente no entiendo.
La sociedad grita, reclama e implora que nuestras autoridades tomen consciencia de que el principal problema educacional es valórico. Que ante todo, no queremos niños abusados, agredidos o abandonados. Es entonces cuando nos preguntamos…
¿Porqué no exigen criterio, sólidos valores y exámenes psicológicos a los estudiantes que pretenden hacerse cargo de niños inocentes?
Flojera o incapacidad, probablemente, porque muchos señalan que sería difícil generar instrumentos que midan estas materias.  Irresponsabilidad diría alguien más vehemente, porque no se hacen cargo del problema.
Más que exigir acreditaciones y generar agencias de calidad, debieran preocuparse de los actuales estudiantes. Debieran preocuparse de permitir que los colegios alejen a los profesores con problemas psicológicos de sus alumnos, de eliminar cualquier abuso del ambiente escolar.
Confieso que no entiendo a nuestras autoridades educacionales. Dicen querer atraer a los mejores y sin embargo, solo establecen criterios de carácter académico para permitir ejercer la labor docente.
En mi opinión, debieran iniciar una cruzada para garantizar el derecho del estudiante a un ambiente sin violencia y sin abusos. Disculpen mi desahogo, pero solo me queda exclamar: ¡Hasta cuando!

martes, 10 de septiembre de 2013

Educación para despertar


La educación es un proceso continuo de despertar de varios sueños… Cada sueño está tejido por nuestras creencias y se supone que nos enseña algo muy importante. Una vez que aprendemos la lección, despertamos… Solo para descubrir que seguimos soñando.

El primer sueño que tenemos, es todo un misterio. Es el sueño del asombro. Buscamos explicaciones por todas partes. Todo nos llama la atención. La idea detrás de este sueño es que descubramos el potencial de la curiosidad. Cuando lo hacemos, entonces despertamos. Ahora poseemos una curiosidad que impulsará nuestra vida.

El segundo sueño nos enseña a combatir por nuestra supervivencia y a encontrar nuestra identidad. ¡Somos únicos! Y debemos darle una oportunidad a nuestra vida (es una propuesta asombrosa). Hay algo en lo que somos extraordinarios…y ¡por eso merecemos vivir! Cuando aprendemos esta gran lección, despertamos de ese sueño. Conscientes de nuestra especial identidad, sabemos que el viaje es personal.

Entonces comprendemos que no estamos solos y que estamos jugando un juego… Es el sueño que nos enseña a distinguir lo correcto de lo incorrecto. Y actuar en consecuencia. Vivimos en comunidad y necesitamos comportarnos como seres sociales. Aprendemos a respetar las reglas. Somos parte de un equipo (el bien) y debemos derrotar al otro (el mal). ¡Recién entonces despertamos! Ahora tenemos sólidos valores y principios que guiarán nuestro camino.

Esta vez para descubrir que la vida es una competencia y que debemos hacer nuestro mejor esfuerzo para tener éxito. Somos responsables del resultado que logremos con nuestras vidas. La competencia es feroz, porque todos quieren ganar y también harán lo mejor que puedan. En este sueño, debemos entrenar, desarrollar nuestros talentos y diseñar una estrategia para aprovechar cualquier oportunidad y ¡entonces despertamos! Habiendo adquirido ese espíritu de superación, continuamos avanzando.

Ahora pensamos que estamos inmersos en una aventura individual de exploración por territorios desconocidos. Aquí aprendemos una lección en función de nuestra historia y experiencias. Que nuestra verdad es solo nuestra y que los demás tienen la suya. ¡Y todas son válidas! Aprendemos a respetar la diversidad y comprendemos el concepto de la relatividad. ¡No hay absolutos! La verdad es relativa e individual… y que en la verdad del otro, expandimos la nuestra. El todo es más que la suma de las partes. Entonces, habiendo encontrado la sinergía, volvemos a despertar!

Luego, descubrimos que estamos intentando resolver un rompecabezas. Necesitamos unir las piezas y no tenemos la imagen de fondo. La idea de este sueño es aprender a distinguir patrones y tendencias en el enorme océano de piezas desconectadas, y ser capaces de descubrir las pistas para conectarlas y sintetizarlas. Solo cuando somos capaces de resolver el rompecabezas, despertamos.

Para descubrir que estamos tejiendo una idea. Nuestra vida no es un simple pensamiento individual. Se trata de una idea que se relaciona con otras ideas para formar una idea colectiva que construimos al entrelazar todos nuestros pensamientos.  Nuestras vidas son ideas que se conectan para crear una profunda reflexión universal. Porque cada uno de nosotros debe aprender lo suyo, para ampliar nuestra perspectiva y juntos crear una cultura verdaderamente consciente. Cuando hacemos esto despertamos.

El ser humano que logra vivir con la curiosidad del niño, una clara identidad, sólidos valores, manteniendo un gran espíritu de superación, aprovechando la sinergia y su capacidad de síntesis, para tomar consciencia del verdadero sentido de su vida, recién comienza a despertar.