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lunes, 20 de abril de 2015

3 Cerebros

Tenemos 3 cerebros y usamos sólo uno de ellos. ¿Pueden creerlo?
Los seres humanos tenemos un sistema nervioso extraordinariamente complejo, compuesto por miles de millones de neuronas, que continuamente se interconectan y relacionan, conformando una arquitectura neuronal plástica, única e irrepetible, que nos sirve para procesar información y energía. Como señala Sebastian Seung (profesor de neurociencia computacional de MIT), ¡somos nuestra arquitectura neuronal! Tejida por nuestras experiencias y decisisones, va evolucionando con nuestra historia y nos convierte, literalmente, en arquitectos de nuestras mentes. Es una red compleja de interconexiones que explica porqué somos como somos y nos hace responsables de nuestro ser. Somos nuestros creadores.
Esta red interconectada de neuronas es nuestra principal herramienta para aprender y la educación debe ayudarnos a usarla en forma eficiente para convertirnos en personas sanas, flexibles y adaptables.
Miles de millones de neuronas se encuentran en nuestra cabeza, formando el cerebro de la RAZÓN, que es donde pensamos y procesamos la información cognitiva.
Pocos saben que también hay neuronas (no muchas, unas 40.000) en nuestro corazón, que forman el cerebro de la EMOCIÓN, donde procesamos la energía de la información percibida y conectamos las neuronas con el resto de las células del cuerpo.
Menos personas saben que hay cientos de millones de neuronas en nuestro sistema digestivo, que forman el cerebro de la INTUICIÓN, donde percibimos y procesamos información desde nuestro inconsciente colectivo.
Estos 3 cerebros, el de la cabeza, el del corazón y el del estómago, habitualmente operan en forma independiente, en serie. La emoción nubla la razón y la razón nubla la intuición. Cuando operamos desde uno de estos circuitos, inhibimos energía e información que nos llega desde los otros 2 circuitos.
El desafío de la nueva educación es enseñarnos a procesar información y energía usando los 3 cerebros en paralelo. Aprovechando la sinergia de todas las células del cuerpo y el aprendizaje acumulado de toda nuestra especie. Esa es educación de calidad en el siglo 21.
Los profesores de esta nueva educación deben ayudar a sus estudiantes a tener mentes sanas (para conservar la salud), flexibles (para desarrollar creatividad), y adaptables (para enfrentar el cambio permanente). Su tarea es enseñarnos a usar los 3 cerebros al mismo tiempo.

Cuando logramos procesar información con la razón, la emoción y la intuición todas al mismo tiempo, la ilusión de separación deja de existir. Somos uno, con el universo, con la psique, con la matrix...

viernes, 17 de abril de 2015

Ser o no ser (nuestra mejor versión)

Somos organismos vivos, y estamos en constante producción de nosotros mismos. La mayoría de nuestras células se renuevan constantemente y tal vez, con la excepción de las neuronas de la corteza cerebral, estamos literalmente convirtiéndonos en otra persona y aunque mantengamos la identidad, biológicamente somos muy diferentes al ser que éramos hace sólo 7 años. En ese corto período, la mayoría de nuestras células ha sido reemplazada por otras. Estamos cambiando continuamente. Celular, molecular, física y mentalmente. Y si estamos cambiando, en cada instante somos el resultado de un proceso evolutivo.
La evolución es el "método científico", de prueba y error, que mezcla competencia y cooperación, que usa la vida para progresar. Un proceso dinámico universal recursivo, que responde a los desafios de adaptación aumentando la complejidad del sistema que sufre cambios.
Desde esta perspectiva, debemos reconocer que nuestro pasado explica quienes somos. Nos hemos convertido en el resultado de todas nuestras decisiones. Somos consecuencia de nosotros mismos. ¡Somos nuestros creadores! Somos los arquitectos de nuestras conexiones neuronales.
Aceptar esta responsabilidad tiene enormes repercusiones: En primer lugar, implica que el presente nos brinda la extraordinaria posibilidad de elegir la versión de nosotros mismos que queremos llegar a ser. Podemos convertirnos en cualquier versión nuestra que podamos imaginar. Por otro lado, cada instante nos enfrenta a la encrucijada de elegir acciones que nos acerquen o alejen de esa versión. Cada decisión que tomamos, por trivial que sea, tiene consecuencias relevantes en nuestra evolución. Somos enteramente responsables de ser quienes somos y en consecuencia, debiéramos elegir convertirnos en nuestra mejor versión. Comportarnos de modo que nos acerquemos a ese ideal. Siempre debiéramos intentar desarrollar nuestro pleno potencial.
Cada decisión que tomemos debiera acercarnos a ese personaje utópico que tiene lo mejor de nosotros. Así, momento a momento, podemos convertirnos en mejores personas. Podemos vivir avanzando hacia una mejor versión nuestra. Tomar consciencia de que estamos cambiando, de que nuestras decisiones nos construyen y de que podemos elegir en quien convertirnos, nos hace enteramente responsables de ser quienes somos. No somos producto de nuestras circunstancias, sino de las decisiones que gatillaron en nosotros esas circunstancias.
Ser nuestra mejor versión, o no ser esa mejor versión, esa es la decisión que tomamos en cada instante. Por lo tanto, es la pregunta que debemos hacernos antes de actuar. Sólo así nos convertimos en seres humanos éticamente responsables.

martes, 14 de abril de 2015

Me siento vulnerable

Me siento vulnerable. No quiero convertirme nuevamente en víctima. Carabineros e Investigaciones han sido superados por una delincuencia en expansión exponencial. Nuestros jueces están entretenidos persiguiendo delincuentes de cuello y corbata (lo que está bien), olvidándose de aquellos otros delincuentes que usan drogas y armas para quitarnos nuestras posesiones (lo que está mal) y desentendiéndose absolutamente de aquellos que tienen poder político (lo que es horrible). Creen que hacen su trabajo, pero no perciben que los chilenos estamos asustados y durmiendo mal. Nuestras casas ya no son seguras, nuestras calles tampoco, ni siquiera nuestras cuentas corrientes lo son, ante la voracidad de los hackers y de los impuestos…
Me siento vulnerable. Porque nadie me representa. Aprovechando el voto voluntario, no voté porque no encontré ningún político digno de confianza. Personas que ganan sueldos estratosféricos, que se atornillan a sus parcelas de poder con cualquier subterfugio, se fijan sus sueldos y que además tienen fuero, en mi opinión, no merecen ser empleados por nuestra nación. Esas mismas personas, cuando ven que la mayoría de los chilenos prefieren no votar, nos acusan de irresponsables. ¡Qué desfachatez! Como lo demostraron las urnas, los chilenos no queremos ser sus cómplices; preferimos no ayudar a financiar campañas políticas con nuestros votos. No votamos, para lograr un cambio en la forma de hacer política y parece que sólo conseguimos que nos volvieran a obligar a votar. Eso sólo demuestra que tienen poca capacidad de autocrítica.
Me siento vulnerable. Porque mis planes de salud suben de valor, mi futura pensión pierde poder adquisitivo y mi estabilidad laboral se hace más precaria. Cada día que pasa, mi vida se hace más cuesta arriba. Mi experiencia no ayuda; más bien estorba. Parece que es un pecado envejecer en una sociedad obnubilada por la belleza, la juventud, la riqueza y el poder.
Me siento vulnerable. Porque vivo en un país hipócrita que quiere mantener las apariencias cuando las hilachas están por todas partes. Ya no sé en quien puedo confiar. Si nadie se atreve a decir la verdad. Incluso el contralor esperó hasta el término de su período para destapar la olla y sincerar la corrupción que nos está ahogando. Es curioso, pero los más escandalizados con ese fantasma son los que ostentan más poder. Y es allí donde comenzó este flagelo que amenaza con contagiar a las nuevas generaciones.
Me siento vulnerable. Porque no queremos enfrentar nuestros problemas. Buscamos culpables que usamos como chivos expiatorios y los condenamos con rapidez. Los quemamos en la plaza antes de reconocer que todos tenemos tejado de vidrio. No nos hacemos responsables de la sociedad que juntos hemos construido. Nuestro país es el resultado de lo que somos los chilenos. Escondemos nuestra mugre debajo de la alfombra y apuntamos con el dedo, pero no aceptamos nuestra responsabilidad. Equivocarnos no es el problema. Cometer errores es inevitable. El problema es no aprender de los errores y seguir comportándose de la misma forma.
Me siento vulnerable. Ni siquiera el futuro de nuestros descendientes es seguro. Porque estamos jugando peligrosamente con la educación. Porque decimos que buscamos calidad y lo que hacemos es usar la educación para intentar imponer nuestras ideologías. Cuando tengamos más perspectiva, el actual comportamiento de nuestras autoridades será catalogado de crimen contra la chilenidad. Acuso al gobierno de notable abandono de sus deberes. Que ellos no se den cuenta de lo que hacen, no los eximirá del juicio del tiempo. 
Me siento vulnerable. Me siento chileno...