Una de la afirmaciones más sutiles y profundas de Su Santidad el Dalai Lama, en aquella conversación sobre educación, fue que la docencia no debe ser un trabajo remunerado. Se refería a que la docencia es un servicio a la comunidad, tal como el sacerdocio.
La docencia en su interpretación, es un camino de servicio seguido por personas altruistas que no persiguen remuneración material. Deben ser considerados como monjes que se preparan espiritual y valóricamente para dirigir a los jóvenes de las nuevas generaciones.
Habría que formar al futuro profesor igual como formamos al monje. En monasterios destinados a reflexionar sobre la sociedad que estamos construyendo. Igual como formamos a los rabinos o sacerdotes, en ambientes aptos para la reflexión y el silencio. Algo que podríamos llamar: "retiros pedagógicos".
Antiguamente, las religiones tenían la responsabilidad de preparar la los jóvenes para la vida. Hace no demasiado tiempo, Occidente les quitó una buena parte de esa responsabilidad y diseñó un modelo para masificar la educación.
Entonces, el maestro se convirtió en profesor.
No será mucho ?
ResponderEliminarPienso que la docencia será menos al disco duro del alumno y más al Ser de este. Y ello requerirá un Ser del profesor (con pretenciones de maestro) más desarrollado que el ser de los profesores actuales.
Algo por ahí diría yo, con todo respeto.
Es muy difícil transmitir con palabras una conversación emocional. Quise señalar lo que me pareció más notable: que el profesor debe considerar su trabajo como una misión "evangelizadora" para encaminar la sociedad hacia un nuevo paradigma y que la sociedad debe reconocer la urgente necesidad de construir ese nuevo paradigma a través de la educación.
EliminarA nosotros los occidentales, puede parecernos mucho. A los orientales poco...
Escucho detrás de las palabras del Dalai Lama, la necesidad de volver a entregar a las nuevas generaciones los temas valóricos, que tan en decadencia se encuentran. Si desde el aprender a escribir y leer ya estamos haciendo actos declaratorios. Sin generalizar, hoy las familias no tiene la misma llegada, es más la TV, lo que está fuera. Y ya que en las escuelas no se enseña a escuchar, respetar, ayudar, soltar, relajar, comunicar. Nada malo sería financiar la formación de Facilitadores con un fuerte acento en lo humano y lo divino (porque no).
ResponderEliminarTienes mucha razón, Paula. Debemos humanizar la educación. Comprender mejor al ser humano y encontrar modelos formativos que nos ayuden a vivir en armonía.
EliminarRescato la reflexión sobre el espacio para reflexionar que deberíamos tener todos los profesores, conectarnos con el contexto de los alumnos, sus dolores y sueños, y especialmente que camino queremos mostrarles. El maestro siempre ha sido fuente para el aprendiz, por ende habría que dedicar tanto o mayor esfuerzo (recursos, tiempo, herramientas) en el propio proceso de crecimiento (no solo de capacitación) los profesores para que puedan ir ejerciendo la enseñanza desde una posición de contribución y crecimiento (ganar-ganar).
ResponderEliminarAndrés Freudenberg
Como bien dices, Andrés, la invitación es a reflexionar sobre la sociedad que queremos construir. Estamos viviendo sin tiempo para pensar en las consecuencias de nuestros actos y menos, en las consecuencias de largo plazo de nuestras enseñanzas. Eso es peligroso.
EliminarTuve la suerte de ser alumna de un loco soñador, Jaume Vidal.
ResponderEliminarRecuerdo que nos enseñaba Metodología, jugando tenis imaginario....
Muchos hemos tenido la suerte de ser alumnos de maestros soñadores... geniales sembradores que nunca cosecharán los frutos de su trabajo pero que saben cuando se encuentran con "buena tierra" y eso les llena de esperanza.
EliminarMuy potente lo de profesores/monjes sin remuneración. Es la labor que ejercían los sacerdotes católicos por muchos años en colegios de Chile. Al leerlo en boca del Dalai Lama uno se imagina otra cosa. El concepto de "maestro" le pertenece tanto a lo religioso/espiritual como a lo pedagógico, pero también a cualquier actividad que requiere inspiración y talento.
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