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sábado, 7 de diciembre de 2013

La Biología Cultural


El magister de Biología Cultural cumple un año de vida. Un programa de la Facultad de Educación de la Universidad Mayor, que es dirigido por el biólogo y epistomólogo Humberto Maturana Romesín junto a un grupo de destacados profesores y especialistas en transformación cultural.

La biología cultural nos ayuda a comprender al ser humano. Una disciplina que nos parece fundamental para enfrentar las diversas crisis sistémicas que enfrenta la humanidad. En la política, en la economía, en la educación, en la salud, en lo medio-ambiental y en general en lo social, existen problemas transversales que no han logrado resolverse desde el paradigma dominante.
A nuestro juicio, la gran esperanza de la humanidad, es un masivo cambio de rumbo hacia una conducta ética que solo puede lograrse con mejor educación. Esa es la apuesta de la Biología Cultural.
El primer cambio de mirada, se consigue al observar la vida. La vida es un torbellino molecular en continua búsqueda de equilibrio y armonía con su entorno. Las células de un organismo vivo, están permanentemente creando versiones mejoradas de si mismas, evolucionando. Es una dinámica que fluye en el efímero presente. Aunque la vida ocurre en un presente cambiante continuo, los seres humanos no estamos conscientes del cambio. Ni el nuestro, ni el del entorno y mucho menos, el cambio en los demás. El primer paso entonces, es reconocer la omnipresencia del cambio.
El segundo cambio de mirada, se consigue al observar el sistema nervioso. Con el Profesor Mpodozis, descubrimos que somos seres determinados por nuestra estructura. Tenemos un mundo interno, que es independiente de la realidad externa, que genera nuestras emociones y acciones en función de los cambios que detecta en el medio. Desde este punto de vista, el cambio exterior gatilla cambios en el interior, determinados por la  estructura biológica del organismo. Frente al cambio, estamos condenados a actuar como humanos. El segundo paso, es aceptar nuestra humanidad.
El siguiente cambio de mirada, se logra al reconocer que si el cambio del medio gatilla nuestros propios cambios, entonces vivimos buscando armonía en un continuo acoplamiento estructural con el medio. Organismo y nicho, son biológicamente, un sistema. Un sistema que co-evoluciona. El tercer paso, es reconocer nuestra estrecha vinculación con nuestro hábitat.
Siguiendo con otras formas de mirar, el Profesor Adolfo Vasquez nos  presenta las propuestas de Sloterdijk, y nos habla de esferas, burbujas y pompas de jabón, haciendo alusión a que durante nuestras vidas tenemos distintos nichos, individual y colectivamente. Nacemos protegidos por el vientre materno, nuestra burbuja inicial y vivimos ampliando o disminuyendo nuestro nicho, al conocer e interactuar con la biósfera y la sociedad. En lo colectivo sucede otro tanto. Nacemos en una cultura y tenemos la facultad de ampliarla hasta la Noosfera (e incluso más allá) o restringirla con creencias limitantes. El siguiente paso es comprender que tenemos que dedicarnos a ampliar nuestro nicho.
Cuando la artista Claudia Madriazo nos propone mirar creativamente a través del arte, compartiendo una epífanía e instándonos a mirar desde distintas perspectivas, comprendo que no sólo hay que ampliar el nicho, sino que siempre se puede ampliar la mirada. Estamos acostumbrados a mirar superficialmente y procesar información rápidamente, pero también podemos aprender a mirar y percibir integralmente. El arte es una herramienta que nos demuestra la fuerza de la creatividad y de la sinergia. Nunca somos dueños de la verdad absoluta. El paso subsiguiente es reconocer que siempre podemos ampliar nuestra mirada.
Y cuando Peter Senge, destacado escritor y economista, nos habla de ó más bien nos demuestra lo que es un liderazgo respetuoso, todo hizo más sentido. Compartió con nosotros sus dudas respecto de las características de un líder, la importancia de la educación; los cambios en sus propias creencias y también participó en nuestras actividades con entusiasmo y humildad. El liderazgo del siglo 21 es una tarea colectiva. La educación ayudarnos a formar líderes respetuosos sin egos exacerbados. El paso adicional consiste volvernos más humildes y respetuosos.
Entonces parece lógico que el siguiente paso sea que Ximena Dávila nos proponga una vida más amorosa. Los seres humanos son biológicamente amorosos y es el amor lo que nos da bienestar. Aunque por experiencia, sabemos que también podemos cultivar el desamor; es este desamor lo que nos enferma. Nuestra sociedad está enferma por falta de amor.  El gran paso hacia la salud y el bienestar es aprender a amar.
Finalmente las eras psíquicas de la humanidad nos demuestran que nuestra sociedad ha perdido estos conocimientos ancestrales de una época pretérita de cultura matrística, que debiéramos volver a construir:
  • Somos seres vivos, en cambio permanente
  • Somos seres humanos, biológicamente amorosos
  • Co-evolucionamos con nuestro hábitat...la sustentabilidad es esencial
  • Debemos ampliar nuestra perspectiva y nuestro conocimiento, educarnos
  • Nuestro ego es un enemigo del bienestar, tenemos que controlarlo



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