Su santidad el Dalai Lama, sugirió que el verdadero cambio que debe generarse en la educacion, el cambio fundamental, no es cambiar el currículo, el modelo, la didáctica, las pruebas estandarizadas o cambiar los sistemas de evaluación. Nada de esto. Sólo son cambios cosméticos. Y aunque apunten en la dirección correcta, son cambios en la dimensión equivocada.
El cambio fundamental es cambiar el alma del profesor.
Este es el único cambio educacional que dará esperanza a la Humanidad.
Cambiar el alma del profesor es cambiar su esencia. Es cambiar sus fundamentos. Es dejar de considerar la labor docente como un trabajo. No necesitamos profesores que persigan una remuneración que les permita vivir dignamente en esta sociedad materialista. Necesitamos profesores dispuestos a entregar sus vidas al servicio de los jóvenes, en la esperanza de brindarles una vida mas plena y armónica. Necesitamos apóstoles pedagógicos. Maestros cuya verdadera remuneración sea el respeto y la consideración de todos. Maestros que sabrán apreciar la importancia de su quehacer y que serán recompensados con la responsabilidad de ejercer como profesor. Solo así serán felices ejerciendo como profesores. Solo así, la sociedad los valorará como corresponde.
Necesitamos preparar a los profesores como se preparan los monjes, los sacerdotes o rabinos. Y tratarlos con la misma reverencia. Su tarea es al menos, similar. Quien no lo entienda así, no comprende el significado de la educación.
Su Santidad el Dalai Lama, entiende a la educación como una responsabilidad social. Y no podemos estar más de acuerdo con él.
El cambio fundamental es cambiar el alma del profesor.
Este es el único cambio educacional que dará esperanza a la Humanidad.
Cambiar el alma del profesor es cambiar su esencia. Es cambiar sus fundamentos. Es dejar de considerar la labor docente como un trabajo. No necesitamos profesores que persigan una remuneración que les permita vivir dignamente en esta sociedad materialista. Necesitamos profesores dispuestos a entregar sus vidas al servicio de los jóvenes, en la esperanza de brindarles una vida mas plena y armónica. Necesitamos apóstoles pedagógicos. Maestros cuya verdadera remuneración sea el respeto y la consideración de todos. Maestros que sabrán apreciar la importancia de su quehacer y que serán recompensados con la responsabilidad de ejercer como profesor. Solo así serán felices ejerciendo como profesores. Solo así, la sociedad los valorará como corresponde.
Necesitamos preparar a los profesores como se preparan los monjes, los sacerdotes o rabinos. Y tratarlos con la misma reverencia. Su tarea es al menos, similar. Quien no lo entienda así, no comprende el significado de la educación.
Su Santidad el Dalai Lama, entiende a la educación como una responsabilidad social. Y no podemos estar más de acuerdo con él.
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