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domingo, 6 de octubre de 2013

La vida es aprendizaje


La vida es nuestra mejor universidad. Desde nuestra concepción, en un proceso continuo hasta nuestra muerte, aprendemos. La neuroplasticidad permite a nuestra mente cambiar y adaptarse, en función de nuestras experiencias. Somos, literalmente el resultado de nuestra historia. Durante toda la vida evolucionamos cambiando nuestra forma de entender al mundo, madurando.
En consecuencia, somos seres dinámicos, cambiantes. Nacemos inmaduros y curiosos. Vivimos buscando respuestas. Nuestra ingenuidad e imaginación y en alguna medida nuestra soberbia, nos impulsan a crear mundos de fantasía. Mundos que confundimos con la realidad. Construimos mapas para vivir en esos territorios, basándonos en nuestras creencias. Esos mapas se convierten en paradigmas. Son hijos de nuestra historia y nuestros tiempos e intentan explicar la realidad desde nuestra perspectiva. Pero son incompletos. No se puede explicar la realidad desde un solo punto de vista.
La inevitable consecuencia de nuestro vivir es que nos encontramos con crisis existenciales, cuando constatamos que la realidad no calza con nuestras creencias. Nos enfrentamos a una encrucijada. Entonces tenemos 2 posibilidades, desechar la anomalía o cambiar nuestras opiniones y madurar expandiendo nuestra conciencia y modificando el mapa para incorporar el aprendizaje adquirido.
En el primer caso, cuando no cambiamos nuestro pensamiento, seguiremos comportándonos como siempre y utilizando el mismo mapa. Nos resistimos. Nuestra obstinación nos llevará a encontrarnos nuevamente con esa anomalía. La vida volverá a proponernos la lección que no aprendimos. Tal vez en otro contexto y envuelta en otras circunstancias, pero esta vez será más difícil obviarla. La lección es más dura cuanto más demoremos en aceptarla. Este ciclo se repetirá hasta que finalmente logremos aprender la lección y podamos continuar con nuestro proceso de aprendizaje. 
Quien mantiene sus dogmas, sufrirá las consecuencias.
En el segundo caso, fluimos. Cuestionamos el paradigma, aprendemos la lección y continuamos nuestro camino en busca de nuevas experiencias para madurar, modificar nuestro mapa de la realidad y expandir una vez más nuestra conciencia. Así vamos desarrollando nuestro potencial hacia una conciencia más plena e integral.
Quien flexibiliza sus ideas, progresará hacia su verdadero potencial. Cambiar no solo es bueno. Es necesario.
La vida es un proceso educativo que nos invita a madurar cuando estamos en condiciones de aprender la lección. ¡Aceptemos la invitación!

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