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sábado, 19 de octubre de 2013

El arte de educar


Cuando pensamos en las características de los maestros del siglo 21, comprendemos que el nuevo educador debiera ser más artista que científico. ¡Cuan equivocadas están nuestras autoridades cuando parten de la premisa que para formar profesores, los conocimientos son fundamentales y que las competencias pedagógicas se pueden lograr ¡en la práctica docente!
Nosotros pensamos justamente lo contrario. Son justamente los conocimientos disciplinarios los que se adquieren enseñando. No hay nada que ayude más a profundizar mi aprendizaje que intentar compartirlo con jóvenes llenos de curiosidad.
Bueno, podemos estar equivocados. No nos sentimos dueños de la verdad, pero en esta tribuna tenemos libertad para expresar nuestra opinión, libres de inhibiciones. Veamos porqué tenemos diferencias de opinión...
La didáctica es un arte. Y nadie se convierte en artista enseñando contenidos definidos por un ministerio en una sala llena de niños aburridos e inquietos.
Aceptamos que la pedagogía es una ciencia, pero creemos que la didáctica es un delicado arte.
El educador que se merecen los niños del siglo 21, es un artista, capaz de imaginar un mundo en armonía como cantaba John Lennon hace décadas. Una persona capaz de imaginar a todos conviviendo en paz.
El nuevo educador es un artista capaz de conmover sin palabras, como lo hacía Charles Chaplin en tantas películas mudas, que mezclaban humor y críticas profundas al sistema. Chaplín demostró que no se necesitan recursos para provocar impacto en sus audiencias. Solo necesitaba creatividad…
El educador es un artista como Walt Dysney, que creó mundos de fantasía para entretener a los niños y con dibujos animados logró atrapar la atención de varias generaciones. Un artista que supo marketear sus ideas…
Es un artista como Javiera Parra, que quiso agradecer a la vida con su música inolvidable, a pesar de sus propias tribulaciones. Una artista que podía representar su papel con sentimiento, sensibilidad y pasión.
Es un artista como Pablo Picasso, que supo mirar la realidad desde distintos puntos de vista y abrió nuevos caminos para la pintura. Un pintor que vivió intensamente…
Es un cineasta como Alejandro Jodorowsky, que comprendió que la mente no distingue la ilusión de la realidad y que con su psico-magia y su irreverencia nos plantea situaciones impredecibles.
Podría seguir dando ejemplos, pero el punto es que no se puede ser profesor sin sensibilidad, sin creatividad, sin imaginación, sin intensidad, sin capacidad de convencer, conmover y cuestionar. Todos atributos que solemos encontrar en los artistas.
Estamos seguros de que lo que define a un buen profesor no se mide en la prueba Inicia y que las acreditaciones de las carreras de educación tampoco ayudan a mejorar la formación inicial. El tipo de profesor que impone el MINEDUC, con sus estándares orientadores será una verdadera catástrofe para los jóvenes. Ojalá que impere la cordura en nuestras autoridades porque la nueva institucionalidad educacional tiene el potencial de convertirse en la peor dictadura que hayamos vivido.

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