- La amplitud de nuestro criterio
- La profundidad de nuestros pensamientos
- La nobleza de nuestro carácter
- La grandeza de nuestros sueños
- La fortaleza de nuestra voluntad
- El alcance de nuestro aprendizaje
- La extensión de nuestra intuición
- La potencia de nuestra inspiración
Si nuestra vida es aprendizaje y el aprendizaje depende del nivel de consciencia, entonces la educación debe orientarse a expandir nuestra consciencia. Nuestro proceso educativo debe hacernos reflexionar para estirar los límites de nuestros paradigmas y cambiar el mapa de la realidad cuando hayamos madurado y crecido.
Del tamaño de nuestra consciencia, depende la profundidad de nuestro aprendizaje, pero más importante, del tamaño de nuestra responsabilidad social, depende la posibilidad de que juntos, como especie sapiens, podamos construir el Consciente Colectivo, el Cerebro Global, la Noosfera, la Capa pensante de la Tierra, el Alma de la Humanidad.
Del tamaño de nuestra responsabilidad social, depende que encontremos profesores del siglo 21, que desarrollen el pleno potencial de nuestras próximas generaciones. ¿Podremos asumir la noble y desinteresada tarea de educar en un mundo competitivo y acelerado?
En nuestra opinión, el tamaño de nuestra conciencia es lo que importa.
¡De nuestra responsabilidad social depende que logremos darle sustentabilidad a la aventura humana!
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