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viernes, 26 de junio de 2015

15 Consejos para profesores


  1. Escuche a sus estudiantes: Detrás de cada estudiante hay una historia que explica su conducta y sus reacciones. Conozca esa historia e instantáneamente los comprenderá.
  2. Proteja a sus estudiantes: El miedo y las inseguridades atentan contra el aprendizaje. Espanten esos fantasmas que inhiben el crecimiento de la confianza en si mismos. 
  3. Hágalos sentirse especiales: Cada uno de ellos es un milagro único e irrepetible. Aprecien sinceramente su originalidad. 
  4. Alimente los sueños de sus estudiantes: Asegúrense que sus condiciones de vida no inhiban su habilidad de soñar en grande, por mucha vulnerabilidad que exista a su alrededor. 
  5. Empújelos hacia sus sueños: Denles motivación permanente y descubran buenas razones para que cada uno avance decididamente hacia el logro de sus metas más relevantes.
  6. Aproveche las oportunidades de aprendizaje: Hay instantes claves para transmitir una enseñanza que deje grabada la lección en el estudiante. ¡No los deje pasar!
  7. Gánese el respeto de sus estudiantes: No se puede exigir respeto, hay que ser merecedores de ese respeto por la coherencia y la integridad de nuestra conducta.
  8. Recuérdeles los valores intransables: Insista majaderamente en la importancia de tener principios sólidos y repase periódicamente los más relevantes para ellos.
  9. Hágalos responsables de su aprendizaje: Nadie obtiene mejor retorno que aquel estudiante que decide invertir en su propia educación. 
  10. No acepte excusas: Siempre hay razones que permiten justificar los fracasos de los mediocres. Hágalos aceptar sus circunstancias como desafíos adicionales para probar su carácter.
  11. Deles esperanza: Mantenga con vida sus sueños y aliéntelos siempre, sin importar las dificultades que se les presenten.
  12. Concéntrese en cada uno de ellos: Cuando ellos tengan algo que decirle, siempre hay una buena razón. Escuchen atentamente e intente llegar al fondo del problema.
  13. Crea en su potencial: Nada es más potente que un niño que sabe que alguien confía ciegamente en él. Sea usted esa persona para todos sus estudiantes.
  14. Tenga grandes expectativas: Un profesor que se conforma con estudiantes mediocres está condenando el futuro de sus estudiantes. Sus expectativas afectan al futuro de ellos.
  15. Quiéralos de todo corazón: Tal vez lo más importante es que sientan que usted hace su labor por vocación de servicio y porque los quiere de verdad.

lunes, 22 de junio de 2015

Laudato si

Los seres humanos estamos usando estrategias que parecen inadecuadas para resolver los problemas que enfrentamos en el siglo XXI… y tanto la Biología Cultural de Humberto Maturana como la encíclica ambiental del Papa Francisco nos proponen una mirada que podría ayudarnos a enmendar el rumbo. Una mirada de amor por la vida. Una vida profundamente interconectada. Nuestra propia vida...

La verdad es que nos hemos equivocado de estrategia. Los seres humanos estamos intentando resolver los problemas sistémicos dividiéndolos en partes; fundamentalmente porque estamos ciegos a la profunda interconectividad en que evoluciona la vida. Estamos inmersos en una profunda crisis de percepción. La fragmentación ilusoria en que vivimos nos impide solucionar los grandes desafíos de nuestra propia sustentabilidad. No vemos que no vemos.

Esta forma lineal de pensar, inculcada desde nuestras escuelas, debe evolucionar. Necesitamos tomar conciencia de que todo está interconectado y eso requiere que desarrollemos una nueva cosmovisión, un nuevo mapa para explicar el territorio. Requerimos desarrollar el pensamiento sistémico para comprender la verdadera urgencia que tiene el superar la toxicidad de la postmodernidad. No sobreviviremos en este medio ambiente.

Y ciertamente llama la atención que desde la cabeza de la iglesia católica, una institución extremadamente conservadora, nos adviertan de la urgencia del cambio de rumbo. El peligro es demasiado evidente. La lentitud exasperante en descarbonizar y desfosilizar nuestras economías pone en peligro nuestra propia casa, advierte el Papa. E insiste en que la Tierra se está convirtiendo en un basurero, "un depósito de porquería".

Concordamos en que la justicia ambiental está profundamente ligada a la justicia social. El respeto por la naturaleza y por los semejantes, es la base de una convivencia sana. Hay que aprender a amar, a empatizar, a convivir y a vivir en armonía.

Necesitamos una nueva era psíquica. Necesitamos llegar a la post-postmodernidad. A "una etapa de mayor conciencia".

Este es un desafío global que pretende cambiar nuestro modo de vida, orientándolo hacia la sustentabilidad, la reflexión y el comportamiento ético.

Pensamos que ese cambio se puede lograr cambiando la educación (la forma en que educamos) y sospechamos que en los proyectos educativos dirigidos por personas con rasgos de post-postmodernidad, existen pistas para reorientar nuestro destino. Creemos que allí, en esas escuelas diferentes, se encuentra la esperanza de la aventura humana.

Aprender a reconocer a los pioneros de la post-postmodernidad, a rescatar y promover sus obras, a comprender sus ideas y a distinguir el rumbo de sus pasos, es a nuestro juicio, un imperativo evolutivo para nuestra especie. Humberto Maturana es uno de ellos. Su gran discípulo y colaborador Francisco Varela, es otro gigante, aunque ya nos dejó. Pero afortunadamente hay muchos más: Ervin Laszlo, Fritjof Capra, Edgar Morín, Lynn Margulis, Claudio Naranjo, Ilya Prigorine, Barbara Marx Hubbard, Stanlislaf Grof, Jacques Fresco, Buckminster Fuller, Rupert Sheldrake, Clare Graves y Gregory Bateson son algunos de los científicos que han explorado nuevos rumbos para la Humanidad. La ciencia está consciente de la necesidad del cambio.

Y si consideramos los mensajes de Titch Nhat Hanh, el mismo Dalai lama y ahora del Papa Francisco, está claro que la religión también propone un cambio de dirección. Ciencia y religión, se están uniendo para luchar por la sustentabilidad del ser humano.

¿Y la educación? El rol de la educación está claro: En medio de estas crisis sistémicas, debemos eliminar las cegueras del conocimiento y abrir las mentes de todos para comenzar  a vivir en armonía. Necesitamos sumar mentes preparadas para el cambio de era psíquica, y así poder alcanzar la masa crítica que permita a la humanidad avanzar hacia la post-postmodernidad.

Tenemos que enmendar el rumbo…

miércoles, 17 de junio de 2015

¿Ganar a cualquier precio?

La gran mayoría de los chilenos está buscando excusas para justificar a Arturo Vidal, conscientes de que su presencia es determinante en la cancha, para que Chile gane en esta copa América. No es que no se den cuenta que haya manejado en estado de ebriedad, ni que haya insultado a los carabineros, ni que haya querido esconderse… No es eso. Saben que cometió un delito, que puso en peligro la vida de terceros y que quiso abusar del privilegio de ser un famoso deportista. Saben eso y mucho más...
Saben por ejemplo que con él en la cancha, nuestra selección de fútbol juega mejor. Que el impacto anímico de su ausencia sería brutal para el resto del equipo. Y por eso, están dispuestos a hacer vista gorda de todo lo anterior, con tal de que nuestro equipo gane.
No es extraño, en un país donde tener éxito es tan importante. Donde nos hemos acostumbrado a mirar para el lado. Si nuestros políticos han ganado elecciones financiadas por empresarios que pretenden defender sus propios intereses, entonces quienes ostentan el poder legislativo y también quienes ostentan el poder económico, también validan el ganar a cualquier precio. Si ellos lo hicieron...
Los chilenos no queremos jugar limpio. Queremos ganar. 
¿Fair Play? El fair play desapareció del fútbol hace mucho rato. Ya ni siquiera sorprende que los jerarcas de la Fifa quisieran enarbolar una bandera amarilla que cubriera sus turbios comportamientos.   Tamaña desfachatez no resiste explicación. Y aunque sabemos que hay demasiado dinero circulando alrededor del fútbol para evitar la corrupción y las decisiones desinteresadas, no entendemos porqué nuestra selección piensa que puede ganar con Vidal en la cancha.
Si Vidal juega, independiente del resultado deportivo, Chile perderá. Y el ejemplo para nuestra juventud perdurará por mucho tiempo. Nuestro deporte está plagado de malos ejemplos. El puñete de Leonel y la bengala del Cóndor son ejemplos históricos. Para qué hablar de los innumerables episodios de indisciplina de nuestros seleccionados. Todos ellos demuestran que no hemos aprendido la lección. Parece que nos cansamos de los triunfos morales y queremos triunfos aunque sean inmorales. 
Bueno, estando muy consciente de mi postura impopular, quiero manifestar que los verdaderos triunfos deportivos, son aquellos que se logran con la cancha desnivelada en contra. Cuando hay que luchar contra la adversidad, cuando hay que superar las circunstancias más adversas. 
En mi opinión, Chile sólo ganará si juega sin Arturo Vidal. Nuestros jóvenes aprenderán que deben hacerse responsables de sus actos. Nuestros hinchas aprenderán que un equipo impulsado por el honor es más fuerte. Nuestros compatriotas se enorgullecerán de cantar el himno nacional y el Rey Arturo aprenderá una lección que necesita con desesperación. 
No me hago muchas ilusiones. Sampaoili lo querrá en la cancha. Le conviene. Y a los otros jugadores también les conviene. Para qué decir los dirigentes. Ninguno tendrá el temple ni la estatura moral para pedirle que no juegue. La verdad es que la mayoría de los chilenos lo quiere jugando.
Al único que no le conviene jugar es al propio Vidal. Espero que pueda reflexionar sin escuchar a los aduladores que lo rodean, que asuma su responsabilidad, que se convierta en el verdadero líder que Chile necesita, que tenga el carácter para tomar la única decisión que verdaderamente lo engrandecerá: ¡no jugar!
Y como es el único capaz de tomar esa decisión, tendremos que confiar en él. Ojalá demuestre su hidalguía, su fuerza interior y su coraje deportivo. Ojalá nos haga aprender la lección que nuestro país necesita: "a ganar con honor, o perder con gloria". Por su bien y por el bien del deporte chileno, espero que no juegue. 


viernes, 12 de junio de 2015

Política integral

Los seres humanos estamos usando estrategias que parecen inadecuadas para resolver los problemas que enfrentamos en el siglo XXI. Nuestros desafíos son de carácter sistémico; los fenómenos ambientales, sociales, económicos, educacionales y políticos son fenómenos complejos, es decir, son sistemas donde interactúan muchísimas variables mutuamente dependientes, con alguna capacidad de autorregulación y dado que son hipersensibles a cualquier cambio en las condiciones, resultan esencialmente impredecibles.
Estamos intentando resolver estos problemas sistémicos dividiéndolos en partes; fundamentalmente porque estamos ciegos a la profunda interconectividad en que evoluciona la vida. Sencillamente no vemos lo que Fritjof Capra llama la “trama de la vida”, la interdependencia característica de la naturaleza. Estamos inmersos en una profunda crisis de percepción. La fragmentación ilusoria en que vivimos nos impide solucionar los grandes desafíos de nuestra propia sustentabilidad.
Esta forma lineal de pensar, heredada culturalmente e reforzada en nuestras escuelas, debe evolucionar. Necesitamos tomar conciencia de que todo está interconectado y en continuo y perpetuo movimiento. Debemos distinguir las sutiles relaciones entre las cosas, porque nada de lo que ocurre es inocuo. Esto requiere que desarrollemos una nueva cosmovisión, un nuevo mapa para explicar el territorio. Requerimos desarrollar el pensamiento sistémico (o complejo como lo llama Edgar Morín) para comprender la verdadera urgencia que tiene el superar la toxicidad de la postmodernidad. No sobreviviremos en este medio ambiente. No sabemos vivir con la naturaleza, ni convivir con otros seres humanos.
Necesitamos una nueva era psíquica. Necesitamos superar no solo la modernidad, también la postmodernidad. Este desafío global nos obligará a cambiar nuestro modo de vida, orientándolo hacia la sustentabilidad, la reflexión y el comportamiento ético.
Antes pensaba que el cambio sólo se podía lograr cambiando la educación (la forma en que educamos), pero ahora sospecho que ese camino requiere más tiempo del que realmente tenemos. Por mucho que me pese, la urgencia del cambio de rumbo me obliga a pensar en líderes de opinión, con suficiente liderazgo para convencer y motivar. ¿Los políticos? Podría ser. En la actual contingencia están dadas todas las condiciones para que aparezca un nuevo tipo de liderazgo, inclusivo y empático, que remueva los cimientos del Congreso (metafóricamente, no con retroexcavadoras) y que consiga articular una propuesta atractiva que aglutine a la mayoría de los ciudadanos. Tal vez allí, donde menos lo esperamos, existen personas conscientes e íntegras, con visión sistémica, dispuestas a aceptar el desafío de reorientar nuestro destino.  Tal vez allí, encontremos una luz de esperanza.
Reconocer a aquellos pioneros  de una política genuinamente integradora y rescatarlos de las ideologías fundamentalistas para darles pleno reconocimiento y respaldo ciudadano es un imperativo evolutivo para nuestra sociedad. ¡A buscarlos!



lunes, 1 de junio de 2015

Recuperemos la democracia

Cuando hablamos de la democracia que queremos recuperar, hacemos referencia a aquellos “buenos viejos tiempos” que mencionan nuestro abuelos. Cuando en Chile existía una convivencia basada en el mutuo respeto, la ética social, la justicia y la equidad, la honestidad y la colaboración. Una convivencia consensuada por todos los chilenos, con el Estado garante del respeto no solo de la ley sino también de su espíritu. Con una institucionalidad autorregulada con profesionalismo e integridad, con políticos orientados al bienestar general y con visión de largo plazo y con una sociedad que elige representantes fieles solamente a sus electores.
¿Habrá existido verdaderamente ese país?
Ciertamente, no reconocemos un modo de vivir auténticamente democrático en el Chile de hoy, por mucho que los políticos quieran convencernos de ello. Todavía vemos que sus posturas ideológicas tienden a ser fundamentalistas, partiendo de premisas que se consideran certezas incuestionables, lo que impide la reflexión y la toma de consciencia. Por otra parte, creemos que el poder inhibe la empatía y que el fuero otorga cierta impunidad, dificultando más aun, el comportamiento ético y respetuoso. Así, los tratamientos especiales y el aprovechamiento de información privilegiada resultan tentaciones difíciles de controlar. A mayor abundamiento, cuando las campañas electorales son financiadas por empresarios y/o grupos de interés, no resulta sencillo ser imparcial al legislar. En consecuencia, el ambiente político actualmente en Chile, aun no es propicio para la reflexión profunda ni para el comportamiento ético. Pensamos que la política necesita reflexión sin certezas, poder sin fuero, comportamiento ético, políticos sin privilegios, campañas austeras financiadas por el Estado, integridad a toda prueba y más humildad en todos los estamentos. No es extraño que la actividad política esté desprestigiada. Sólo cuando las autoridades sean respetuosas, se ganarán el respeto de la sociedad y recién entonces podrán sentirse representantes de una verdadera democracia.

Tampoco es extraño que la educación también esté desacreditada. Ha fracasado en su principal misión: enseñarnos a vivir y convivir con respeto, a actuar con responsabilidad y a desarrollar nuestro pleno potencial para aportarlo a un proyecto de convivencia empática. Sólo cuando los profesores luchen más por sus estudiantes que por sus propios intereses, se avanzará hacia una educación de calidad. Y tal vez lo más importante, sólo cuando en nuestras aulas se formen servidores públicos probos, flexibles y reflexivos, se avanzará hacia un país de calidad.