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lunes, 2 de septiembre de 2013

La educación no puede vivir en el pasado


La educación no puede seguir viviendo en el mundo del pasado. Tiene que cuestionar y superar las creencias con las que fue diseñada. Los nuevos descubrimientos de las ciencias y los extraordinarios avances de la tecnología, nos obligan a reconsiderar el mapa educacional.

La educación del futuro deberá incorporar nuevas disciplinas y nuevas herramientas en la pedagogía.

Desde la biología podemos agregar el estudio del comportamiento de los organismos vivos, la creatividad de la vida, las consecuencias de la neotenia, las nuevas implicancias de la evolución y la urgencia por la sustentabilidad. 
Desde la neurociencias, podemos estudiar el funcionamiento del cerebro y el sistema nervioso y reconocer que somos exploradores poderosos, admitir que primero somos seres emocionales y luego racionales y aceptar la importancia de la atención consciente y la empatía en el aprendizaje.
Desde la complejidad, necesitamos aceptar la inevitable subjetividad, la hiper-sensibilidad de los sistemas sociales, la interconectividad y la multicausalidad. Y lo más importante, el antídoto contra la fragmentación: la sinergía.

Por cuestiones prácticas, necesitamos un modelo de desarrollo humano, que simplifique el proceso y permita reconocer el nivel en que se encuentra cada estudiante. La dinámica espiral propone un modelo de desarrollo en etapas dependiente de las condiciones de vida, que explica el aprendizaje profundo como un proceso de maduración.
También requerimos del enfoque integral, para resolver los nuevos problemas considerando la mayor cantidad de perspectivas. Una forma de mantener la visión panorámica, un enfoque sistémico.

Todos estos nuevos conocimientos nos permiten rediseñar los procesos educativos considerando que en él, intervienen seres vivos, situación que desafortunadamente obvió el proceso deshumanizado, industrializado y estandarizado de la educación tradicional.

La educación del futuro será un proceso que comienza desde la concepción y continúa hasta la muerte. Lo que hoy llamamos educación continua, se llamará aprendizaje experiencial. No se puede vivir sin aprender.

La educación del futuro estará orientada al aprendizaje. Pero a diferencia del aprendizaje superficial que permite contestar pruebas y se diluye al poco tiempo, estará orientada a generar aprendizajes conceptuales permanentes.

La educación del futuro nos invitará a dejar el pensamiento lineal para desarrollar el pensamiento complejo, con todas sus implicancias. Una nueva forma de pensar, que generará otros comportamientos y nuevas culturas; que dará origen a una nueva sociedad.

La educación del futuro no evadirá las preguntas difíciles, sino que las enfrentará directamente justamente porque no tiene las respuestas. Las respuesta añejas no servirán. Estaremos preocupados por adquirir nuevos conocimientos.

La educación del futuro buscará el conocimiento en la vida real. Con recorridos didácticos, analizando conceptos desde distintas disciplinas, filtrando y seleccionando información relevante. Buscando integración y síntesis.

La educación del futuro debe comenzar mañana.

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