La educación no puede seguir viviendo en el mundo del
pasado. Tiene que cuestionar y superar las creencias con las que fue diseñada.
Los nuevos descubrimientos de las ciencias y los extraordinarios avances de la
tecnología, nos obligan a reconsiderar el mapa educacional.
La educación del futuro deberá incorporar nuevas
disciplinas y nuevas herramientas en la pedagogía.
Desde la biología podemos agregar el estudio del comportamiento de
los organismos vivos, la creatividad de la vida, las consecuencias de la neotenia,
las nuevas implicancias de la evolución y la urgencia por la sustentabilidad.
Desde la neurociencias, podemos estudiar el
funcionamiento del cerebro y el sistema nervioso y reconocer que somos
exploradores poderosos, admitir que primero somos seres emocionales y luego
racionales y aceptar la importancia de la atención consciente y la empatía en
el aprendizaje.
Desde la complejidad, necesitamos aceptar la
inevitable subjetividad, la hiper-sensibilidad de los sistemas sociales, la
interconectividad y la multicausalidad. Y lo más importante, el antídoto contra
la fragmentación: la sinergía.
Por cuestiones prácticas, necesitamos un modelo de
desarrollo humano, que simplifique el proceso y permita reconocer el nivel en
que se encuentra cada estudiante. La dinámica espiral propone un modelo de
desarrollo en etapas dependiente de las condiciones de vida, que explica el
aprendizaje profundo como un proceso de maduración.
También requerimos del enfoque integral, para resolver los nuevos problemas considerando la mayor cantidad de perspectivas. Una forma de mantener
la visión panorámica, un enfoque sistémico.
Todos estos nuevos conocimientos nos permiten
rediseñar los procesos educativos considerando que en él, intervienen seres
vivos, situación que desafortunadamente obvió el proceso deshumanizado,
industrializado y estandarizado de la educación tradicional.
La educación del futuro será un proceso que comienza
desde la concepción y continúa hasta la muerte. Lo que hoy llamamos educación
continua, se llamará aprendizaje experiencial. No se puede vivir sin aprender.
La educación del futuro estará orientada al
aprendizaje. Pero a diferencia del aprendizaje superficial que permite
contestar pruebas y se diluye al poco tiempo, estará orientada a generar
aprendizajes conceptuales permanentes.
La educación del futuro nos invitará a dejar el
pensamiento lineal para desarrollar el pensamiento complejo, con todas sus
implicancias. Una nueva forma de pensar, que generará otros comportamientos y
nuevas culturas; que dará origen a una nueva sociedad.
La educación del futuro no evadirá las preguntas
difíciles, sino que las enfrentará directamente justamente porque no tiene las
respuestas. Las respuesta añejas no servirán. Estaremos preocupados por
adquirir nuevos conocimientos.
La educación del futuro buscará el conocimiento en la
vida real. Con recorridos didácticos, analizando conceptos desde distintas
disciplinas, filtrando y seleccionando información relevante. Buscando
integración y síntesis.
La educación del futuro debe comenzar mañana.
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