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miércoles, 5 de abril de 2017

El aprendizaje autónomo

Pienso que la capacidad para aprender en forma independiente y autónoma, es la principal destreza que podemos adquirir para la vida en el siglo XXI. No solo eso, me parece que es uno de los desafíos más urgentes y desafiantes que tiene el ser humano por delante. Además, es una tarea prioritaria para colegios y universidades, ya que los conocimientos impartidos quedan obsoletos a una velocidad sorprendente. Y a menos que las instituciones pretendan formar marionetas que vuelvan permanentemente a sus aulas para actualizarse, tienen la obligación de preparar a sus estudiantes para que al egresar, continúen su educación en forma independiente. 
Lamentablemente, los educadores le tienen terror al aprendizaje autónomo. Como si fuese una lápida para la profesión más hermosa que existe. Pero el auto-aprendizaje no elimina al profesor. Lo transforma. Deja de ser un titiritero. Se convierte en una inspiración. El aprendizaje independiente es el fruto más jugoso de una educación más natural y evolucionada. Y sería una luz orientadora dentro del oscuro caos educativo que vivimos. 
Piénsenlo de este modo...
El aprendizaje autónomo requiere que el estudiante aprenda a aprender. Y que se haga responsable de su educación. Que tenga iniciativa para explorar y motivación para buscar conocimientos. Exige que el estudiante persevere, hasta lograr comprender el fenómeno que estudia, en la profundidad que él mismo defina. Transforma el aprendizaje en un desafío de superación. 
Aprender sin muletas, requiere una disciplina inagotable, un deseo intenso de progresar, una voluntad férrea para comprender. Aprender por el gusto de aprender, es la mejor receta para disfrutar de la vida. Hoy, no hay límites para la cantidad de conocimientos que podamos adquirir. Son recursos valiosos e ilimitados que pueden alimentar nuestra capacidad de asombro y vestirnos de sabiduría. El universo es demasiado maravilloso para no experimentarlo en toda su grandiosa plenitud. Vivir sin tomar consciencia de la fantástica oportunidad de aprender, no merece llamarse vida. 
La vida es aprendizaje. O mejor dicho, la vida es una oportunidad de aprender... que se extingue si no la revestimos de curiosidad. Vivir tomando consciencia de lo que sucede, es vivir profundamente. Solo así, experimentándola plenamente, la vida vale la pena. Aprovechar al máximo nuestra mente para explorar los misterios de la realidad y usar nuestra imaginación para resolver los problemas que nos propone la existencia, es un juego que puede y debe disfrutarse. 
Quiero sugerirles que usen el aprendizaje autónomo para explorar a fondo sus intereses, para refinar sus intuiciones, para desarrollar al máximo sus talentos y para fomentar su ingenio. ¡Somos capaces de hacer posible lo imposible! Somos poderosos algoritmos para  aprenden a aprender... 
Creo que orientar nuestra existencia hacia la búsqueda de conocimientos que verdaderamente nos interesen, permite que vivamos tan motivados como el explorador de territorios desconocidos que cada jornada disfruta de hermosos paisajes, originales y sorprendentes. Tal vez el aprendizaje autónomo sea la forma de vivir más reconfortante que nos permite el presente.

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