La creciente sensación de que el materialismo científico predominante nos ha llevado a una crisis sistémica, ha provocado una reacción en las generaciones más jóvenes. Ellos no aceptan el mundo esencialmente desconectado y exclusivamente material, propugnado por la generación que hoy tiene el poder. Es aquel mundo de las jerarquías religiosas y políticas, que postulan verdades incontrovertibles, el mundo que está en franca descomposición y que todos los jóvenes (incluyendo los de espíritu) quieren arreglar.
Las nuevas generaciones, reconocen la interconexión biológica fundamental de la ecología profunda y además, proponen una interconexión emocional que permea todo lo que hacemos. Son sensibles y sociales. Valoran la intuición y los sentimientos. Son probablemente más humanos. Para ellos, el mundo es más energético y menos económico.
Los creativos culturales creen en el poder de la imaginación y de la innovación. Son conscientes de que sus pensamientos crean realidades y que las intenciones tienen energía. Y por eso, basan sus vidas en la fuerza del emprendimiento y del potencial de la economía creativa. Tienen sólidos valores, aunque no son religiosos. Procuran ser auténticos y flexibles. Poseen mentes mucho más elásticas que las generaciones anteriores, probablemente porque están muy conectados vía redes sociales y la internet.
Esta generación, a veces se conoce como los milenials. O la generación Y. Son políticamente independientes, idealistas y a veces, activistas. Quieren ser actores en la creación de este nuevo mundo que está por surgir durante el siglo XXI. Aunque intentan vivir en el presente, dependen mucho de su imaginación y gastan mucho tiempo en el mundo virtual.
Están destronando a los fundamentalistas del pasado, pero no parecen conformar un grupo sólido, sino que se aglutinan en torno a causas que consideran loables. Tienen ideas de allá y acá. Dispersas y desconectadas, pero su fuerza será irresistible. Cuando comprendan que ellos son representantes de un cambio de era en la conciencia humana y puedan proponer una mirada sistémica de sus intuiciones, no solo tendrán el control del poder, sino que serán los conductores de la nueva humanidad.
Así como los ecologistas fueron los últimos exponentes conscientes de una generación depredadora y competitiva, los creativos culturales serán la bisagra del cambio hacia una propuesta de una Humanidad más benevolente y colaborativa. Pero no todo será fácil para ellos. Sus propios padres, no los comprenderán. Serán una generación psicológicamente huérfana. Además, tendrán que vivir en una era donde la tecnología será todopoderosa y las discusiones éticas sobre los límites del mejoramiento humano vía la tecnología serán determinantes. Vivirán más tiempo que sus antecesores, pero su época será turbulenta.
Confiemos en la creatividad que los caracteriza y el inmenso potencial de su imaginación colectiva y tengamos esperanza en que sabrán responder al desafío del cambio sin violencia.
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