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martes, 18 de abril de 2017

Ecología Profunda

La actual cosmovisión predominante en el mundo, es el materialismo científico. Un sistema de creencias que propone una realidad material, independiente del observador, que podemos conocer completamente usando la razón y la ciencia. Reconoce solo la realidad exterior y los hechos comprobados por la ciencia. Lo que nuestra ciencia aun no descubre, no parece existir. Esta visión, evidentemente obsoleta, ha generado una sociedad individualista, egoísta e irresponsable. Y le ha dado al ser humano el carácter de depredador. 
En contraposición a esta postura, se han generado una serie de movimientos, que proponen miradas diferentes. En este artículo, exploraremos la Ecología Profunda, una visión ecocéntrica de la realidad, que pretende reconocer el carácter sagrado de la naturaleza. Algo que los nativos americanos y nuestros pueblos originarios sabían. Uno de sus exponentes más destacados fue el recién fallecido Douglas Tompkins, un multimillonario filántropo que donó al Estado chileno, miles de hectáreas de bosques patogónicos, para conservación. 
Aquí comentaremos sus principios más relevantes, sin pretender agotar todas las implicancias de cada idea. No creemos en las visiones fundamentalistas. Por eso, mencionamos solo aquellos postulados que corrigen nuestra actual perspectiva y ofrecemos una versión amable de esta cosmovisión.
1) Toda la vida, en sus diferentes formas, es valiosa y sagrada, independiente de su utilidad para los humanos. 
2) Las diferentes formas de vida están profundamente interconectadas. No hay ninguna más valiosa que otra. 
3) La diversidad e interconexión de un ecosistema es señal de salud biológica. Los humanos no deben desequilibrarlos, salvo para sus necesidades vitales.
4) La sobrepoblación humana está afectando progresivamente los frágiles equilibrios naturales. 
5) Los ecosistemas se autorregulan. El cambio climático es una expresión de esto.
6) Los humanos pueden vivir mucho mejor con mayor sencillez. 
7) Los humanos tenemos la responsabilidad de cuidar y proteger el medio ambiente. 

Reconozcamos que el ser humano tiene una enorme responsabilidad ecológica que no ha sabido ni querido asumir. Esto no puede seguir así. Este movimiento, que pone al medio ambiente al centro de nuestra preocupación, nos ruega que como especie, seamos menos soberbios y más respetuosos. No vivimos solos. 

Hay personas que no quieren aceptar nuestra responsabilidad en el cambio climático. Incluso hay gente que piensa que no es efectivo. En mi opinión, están equivocados, pero no pretendo cambiarlos. Lo que propongo es que la educación se haga cargo de enseñar ecología desde temprana edad. Cuando comprendamos como actúa la vida, sabremos lo que hay que hacer. Eduquemos para la supervivencia de la especie humana en base al respeto por nuestro hábitat. Eso me basta.





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