Recibí este video de un amigo, hoy a primera hora, en el día de mi cumpleaños. No es casualidad, se trata de un lindo regalo de una persona que tiene una enorme sensibilidad frente a los desafíos que tendrán que enfrentar los humanos en el futuro cercano. Véanlo, antes de proseguir con la lectura de esta entrada, con la atención puesta en lo que les sucede en el corazón, no en la mente. Es un mensaje de un ser vivo que tiene conciencia de las energías sutiles que nos rodean. Un ser que puede sentirlas porque su mente no está cegada por el resplandor de la razón.
Los humanos del siglo 21 estamos peligrosamente estancados en el paradigma Newtoniano, que propone una realidad material compuesta por partes independientes entre si, gobernadas por fuerzas físicas que regulan sus interacciones. Y digo "estancados", porque hace ya más de un siglo, la ciencia reconoció que era necesario superar esta visión y siguiendo a Einstein, aceptó que todo el universo es energía y que la materia es apenas una forma de energía que nuestros sentidos más básicos, pueden percibir.
La educación es la principal responsable de este estancamiento y sigue condicionando a la juventud humana para que funcione en el mundo fragmentado de Newton. La educación ha impuesto una verdadera dictadura de la razón, ha fomentado la visión materialista y antropomorfa que domina en la sociedad actual y ha decidido ignorar las energías más sutiles que nos rodean. Digo esto, porque los niños, antes de ser condicionados por el sistema educativo, son excelentes para detectar las emociones y los pensamientos de sus congéneres y grandes intérpretes de los mensajes más sutiles de todas esas energías que interactúan a nuestro alrededor. Creativos, sensibles y esencialmente amorosos, los niños preescolares procesan con el "corazón" y con las "entrañas".
Los animales, como se puede apreciar en el mensaje de Koko, también tienen esta característica. Viven en un mundo más emocional que racional y tienen una visión más holística de la realidad. Como los niños y los seres humanos más evolucionados de la actualidad, aquellos que viven en el paradigma Einsteniano, los animales tienen una visión no-dual de la realidad. Para ellos, todo está íntimamente conectado. Ellos son la naturaleza, ellos son el clima, ellos son el centro del cosmos y son co-creadores de la realidad que experimentan. Nada de lo que hacen, piensan o imaginan es inocuo. Todo ello se transforma en energía y esa energía es la que mueve el Universo. Son totalmente responsables de lo que sucede en sus vidas. Son el resultado de su interpretación de aquellas energías que los rodean. Tanto las energías obvias y materiales que perciben sus sentidos como las energías más sutiles e inmateriales que los humanos hemos dejado de percibir.
La única receta que imagino para superar la ceguera del hombre adulto
moderno y recuperar la capacidad para percibir energías sutiles, es una educación integral (no-dual), orientada a desarrollar una percepción humana más sutil, profunda e interconectada. Una educación que respete pero supere el mundo fragmentado de Newton y prepare a las nuevas generaciones para vivir en el mundo interconectado de las ideas, emociones e intuiciones. Una educación que prepare al humano para ser verdaderamente, creador de su futuro. Una educación que debiera comenzar su transformación al enseñarnos a reconocer, procesar y controlar nuestras emociones (la educación emocional) e incentivar el uso de la imaginación y el ingenio (la educación artística).
En nuestra opinión, estos dos pequeños pasos (enfoque educacional en la percepción de energías sutiles y desarrollo de la creatividad) serían dos pasos gigantes para la humanidad. ¡Ojalá podamos darlos a tiempo!
La idea que queremos ir nutriendo con la colaboración de sus emociones, es que nuestros 5 sentidos solo perciben y procesan una parte muy limitada de la energía que existe alrededor nuestro. Que como especie necesitamos desarrollar otros sentidos (posiblemente atrofiados) para detectar las energías sutiles que nos proveen información vital para superar con éxito la etapa evolutiva en que estamos. Lo que sucede no es Azar. Lo que sucede en el presente es el resultado de la sinergía de las energías que juntos hemos procesado.
Nuestros deseos, nuestras intenciones, nuestra fuerza de voluntad, nuestra imaginación, nuestras motivaciones y entusiasmos, nuestras creencias y nuestros valores, nuestras ilusiones y nuestros sentimientos, son todas energías sutiles que proyectamos hacia el Universo. Tener conciencia de que nuestros pensamientos tejen el Cosmos, es necesario para que no sigamos acumulando basura en la Noosfera.
¡Somos totalmente responsables de la energía que entregamos al Universo!
Los animales, como se puede apreciar en el mensaje de Koko, también tienen esta característica. Viven en un mundo más emocional que racional y tienen una visión más holística de la realidad. Como los niños y los seres humanos más evolucionados de la actualidad, aquellos que viven en el paradigma Einsteniano, los animales tienen una visión no-dual de la realidad. Para ellos, todo está íntimamente conectado. Ellos son la naturaleza, ellos son el clima, ellos son el centro del cosmos y son co-creadores de la realidad que experimentan. Nada de lo que hacen, piensan o imaginan es inocuo. Todo ello se transforma en energía y esa energía es la que mueve el Universo. Son totalmente responsables de lo que sucede en sus vidas. Son el resultado de su interpretación de aquellas energías que los rodean. Tanto las energías obvias y materiales que perciben sus sentidos como las energías más sutiles e inmateriales que los humanos hemos dejado de percibir.
La única receta que imagino para superar la ceguera del hombre adulto
moderno y recuperar la capacidad para percibir energías sutiles, es una educación integral (no-dual), orientada a desarrollar una percepción humana más sutil, profunda e interconectada. Una educación que respete pero supere el mundo fragmentado de Newton y prepare a las nuevas generaciones para vivir en el mundo interconectado de las ideas, emociones e intuiciones. Una educación que prepare al humano para ser verdaderamente, creador de su futuro. Una educación que debiera comenzar su transformación al enseñarnos a reconocer, procesar y controlar nuestras emociones (la educación emocional) e incentivar el uso de la imaginación y el ingenio (la educación artística).
En nuestra opinión, estos dos pequeños pasos (enfoque educacional en la percepción de energías sutiles y desarrollo de la creatividad) serían dos pasos gigantes para la humanidad. ¡Ojalá podamos darlos a tiempo!
La idea que queremos ir nutriendo con la colaboración de sus emociones, es que nuestros 5 sentidos solo perciben y procesan una parte muy limitada de la energía que existe alrededor nuestro. Que como especie necesitamos desarrollar otros sentidos (posiblemente atrofiados) para detectar las energías sutiles que nos proveen información vital para superar con éxito la etapa evolutiva en que estamos. Lo que sucede no es Azar. Lo que sucede en el presente es el resultado de la sinergía de las energías que juntos hemos procesado.
Nuestros deseos, nuestras intenciones, nuestra fuerza de voluntad, nuestra imaginación, nuestras motivaciones y entusiasmos, nuestras creencias y nuestros valores, nuestras ilusiones y nuestros sentimientos, son todas energías sutiles que proyectamos hacia el Universo. Tener conciencia de que nuestros pensamientos tejen el Cosmos, es necesario para que no sigamos acumulando basura en la Noosfera.
¡Somos totalmente responsables de la energía que entregamos al Universo!
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