Una de las ideas más interesantes que aporta la "dinámica espiral" sobre la forma en que evoluciona nuestra conciencia es la idea que nuestra conciencia se expande incluyendo nuestras creencias anteriores pero trascendiéndolas con una interpretación más amplia. Es decir, nuestra conciencia es como esas matrioshkas en donde cada muñeca corresponde a un determinado paradigma o un mapa de la realidad construido en base a nuestras certezas.
Y así, nuestro entendimiento se expande como si fuera una muñeca rusa más grande, que recubre el nivel de conciencia anterior. Mientras más muñecas tengamos al interior de nuestro actual nivel de conciencia, más evolucionados estamos.
Es así, porque la vida sistemáticamente pone a prueba nuestras certezas. Nos suceden cosas que no calzan con nuestra interpretación de la realidad y entonces enfrentamos una crisis (epistemológica), que nos obliga a reconocer que esas certezas eran meras creencias que necesitan adaptarse a las nuevas circunstancias.
Como cuando descubrimos que el viejo pascuero no existía. Esa crisis que todos recordamos, nos saca –casi violentamente– del mundo mágico e inocente de la niñez y nos fuerza a cambiar toda nuestra interpretación de la realidad. De pronto, necesitamos actualizar el mapa y redefinir el significado de la Navidad y de los cuentos de hadas.
Entonces, el viejo paradigma sirve de base para la construcción del nuevo paradigma. Es un nuevo mapa que transforma nuestras antiguas certezas, en creencias que deben modernizarse y que reconoce la validez acotada de las creencias anteriores. Por eso, toma la forma general del mapa anterior y lo amplia con información nueva. Se construye un nuevo sistema de creencias sobre las anteriores. Se construye una muñeca más grande, que incluye, pero trasciende la anterior.
Resulta interesante notar que la forma de la muñeca pequeña influye en la forma de la muñeca más grande. Es la plataforma que permite construir la nueva muñeca. Por eso nuestra cultura es tan influyente en nuestras vidas. Modela nuestro pensamiento. Dentro de nosotros está toda nuestra historia y experiencias. Incluso nuestra arquitectura neuronal se va desarrollando para incluir los aprendizajes previos.
Todos los profesores debieran saber que el aprendizaje de sus alumnos está limitado por sus creencias, por su paradigma. Y una de sus tareas principales es identificar el nivel de conciencia en que se encuentra el estudiante para entregarle información coherente. Pero su verdadero desafío consiste en prepararlo cuidadosamente para cuestionar sus certezas y ayudarlo a evolucionar hacia un nivel de conciencia superior, incorporando los nuevos conocimientos siendo respetuosos de los aprendizajes previos. En esta materia, la pedagogía está francamente muy atrasada. Los profesores por haber vivido en otra época, tienen paradigmas que no les sirven a las nuevas generaciones. El tamaño de las muñecas pedagógicas no les caben a las muñecas del milenio.
De allí la crisis global en educación. Antes que seguir intentando que los estudiantes se adapten a los profesores, hay que intentar que los profesores se adapten a los nuevos estudiantes. Ellos tienen muñecas (niveles de conciencia) ampliadas por la tecnología y las redes sociales. Hay que hacer crecer las muñecas rusas de los profesores, expandiendo su nivel de conciencia para que puedan contener la de sus estudiantes. Dicho de otro modo, la ropa que usan los profesores, es de talla muy pequeña para nuestros estudiantes. Esa ropa no les sirve. Y tampoco es lógico que los pongamos a dieta para que quepan en los pantalones de nuestros docentes. Como saben los padres en época escolar, los estudiantes deben vestirse con ropa holgada, que acepte el crecimiento.
La pregunta de fondo es ¿porqué seguimos intentando encajar la muñeca grande dentro de la chica?
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