Duele
el alma decirlo, porque todos somos responsables – principalmente aquellos con
poder – pero no puedo rehuir la responsabilidad de manifestarlo. Y no por ello,
me eximo de culpas. Pero si hay algo que falta en la sociedad actual, es la
conducta ética.
Todos
los seres humanos recorremos un camino de aprendizaje serpenteante y circular,
que debiera llevarnos, lenta y progresivamente a tomar conciencia de que somos
animales sociales y que nuestro verdadero potencial es más colectivo que
individual. Para convivir respetando a la naturaleza y a nuestros semejantes,
tenemos que ir transformándonos en personas íntegras. Esa es la verdadera tarea
de nuestra educación (un proyecto personal que nunca termina). Convertirnos en
seres conscientemente éticos.
En
este recorrido, nos hemos extraviado. El comportamiento ético parece ausente en
la Humanidad. No lo vemos en la Política, ni en el Deporte, ni en los Negocios,
ni en la Educación… ¡Por Dios!, ni siquiera en la Justicia o en la Iglesia.
Esto
está comenzando a ser evidentes para muchos. Y allí justamente está la brújula
que puede guiarnos. Cuando dejamos de ser ciegos ante nuestra ignorancia y
reconocemos la arrogancia de creer que nuestra verdad puede imponerse a los
demás, cuando apreciamos que todos somos responsables del mundo que hemos
construido, entonces comienza la derrota del pensamiento hegemónico y fanático.
La gran enfermedad que afecta a nuestra sociedad tiene varios síntomas:
La
depredación de recursos naturales, el calentamiento global y la contaminación,
son síntomas de un comportamiento colectivo irrespetuoso con la biosfera.
La
delincuencia, la inequidad, la indiferencia y la acumulación desmesurada son
síntomas de un comportamiento irrespetuoso con nuestros semejantes.
Los
suicidios, los desequilibrios alimenticios, la inseguridad y la sensación de soledad
son síntomas de faltas de respeto hacia nosotros mismos.
La
gran enfermedad del planeta se comienza a derrotar tomando conciencia de
nuestra responsabilidad en el destino de la vida y de la humanidad y
contribuyendo a recuperar la responsabilidad individual y colectiva en la
convivencia armónica. Y se cura definitivamente si desarrollamos una forma de
convivencia basada en el comportamiento ético.
¡Ese
es el gran desafío que tenemos por delante!
Los
invito a sumarse a una cruzada por la INTEGRIDAD…
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