Estamos
viviendo un cambio de era. Desde fines del siglo pasado, dejamos atrás la era
industrial y nos sumergimos en la era de la información. La crisis educacional
es global porque la educación industrial, estandarizada, fragmentada y
homogénea no responde a las necesidades actuales. Reconozcamos que el gran logro de la
educación industrializada, fue la cobertura, la masificación de la educación en
todos los niveles. Gracias a esto, hoy el ser humano puede pensar que la
educación es un derecho. Su gran pecado, fue la deshumanización progresiva que
fue generando, fundamentalmente por su búsqueda de eficiencia y por controles
de calidad propios de un sistema orientado a los resultados. El estudiante,
finalmente, era un producto al final de una línea de producción, formado para
progresar inexorablemente, sin consideración ni humanidad. Esto terminó por
enfermar a nuestra sociedad de materialismo, consumismo y egoísmo. Esto
acrecentó la desigualdad y nos convirtió en piezas de un mecanismo económico
que no puede descansar.
Tenemos
que aprovechar el cambio de era. Debemos diseñar una educación para procesar eficientemente la información. En un
mundo literalmente inundado de información, las competencias informáticas, la
autogestión del conocimiento, la capacidad de síntesis, el uso de nuevas
tecnologías y de redes sociales y la exploración eficiente deben ser objetivos
fundamentales de la nueva educación. Internet es una herramienta de
extraordinario potencial que tendremos que aprovechar mucho mejor. Tendremos
que educarnos para vivir en un mundo digital. He ahí, una gran oportunidad.
Pero
cuidado… Necesitamos aprender de los errores del pasado. Si comentemos
nuevamente el error de olvidarnos de la esencia del ser humano, corremos el
riesgo de convertir a las generaciones del futuro en robots. El humanismo debe
ser la base para el nuevo diseño educacional. Ante todo, tenemos que aprender a
relacionarnos. Las habilidades socio-emocionales, las competencias
conversacionales, el trabajo en equipo, la sensibilidad medio-ambiental y la
responsabilidad social tienen que permear toda la formación del estudiante.
Necesitamos una educación colaborativa, donde todos los actores nos sintamos
responsables de la sociedad que estaremos construyendo. Una sociedad de seres
humanos, aprovechando la ciencia y la tecnología para mejorar su calidad de
vida, pero co-construyendo relaciones significativas con sus semejantes. Una
sociedad más feliz, respetuosa y responsable.
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