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domingo, 9 de junio de 2013

El cambio de era

Parece evidente que los profundos cambios que está experimentando la sociedad, son síntomas inequívocos de un cambio de paradigma fundamental. Estamos iniciando una nueva era. Algunos la llaman la era de la información. Yo prefiero llamarla la era de la conciencia, pero reconozco la conexión entre ambos términos. La conciencia no es sino el procesamiento de la información. Es la forma en que el ser humano vive internamente, la experiencia de percibir información. Cualquiera sea el nombre de la época que comenzamos a vivir, estamos en un período de transición caracterizado por grandes metamorfosis, que provocarán choques violentos entre la cultura reinante y la cultura desafiante. Pero el resultado está determinado. La evolución apunta en dirección a la complejidad. La antigua cultura que nos ha servido por tanto tiempo, no ha sido capaz de resolver con éxito los problemas que el aumento, paulatino pero inexorable, de la complejidad nos ha presentado. Más temprano que tarde, la nueva cultura, finalmente trascenderá. La sociedad está cambiando aceleradamente. Cambiará la cultura y con ella cambiará la sociedad: las leyes, las estructuras de poder, la política, la participación y las organizaciones; todo el sistema social. Cambiarán también el modo de pensar y el comportamiento del ser humano. Pensamiento, Comportamiento, Cultura y Organización, están intrínsecamente conectados. Si cambia uno, cambian todos. Por eso hablamos de una nueva era. Veremos las cosas de otra forma. Tan diferente que nuestros nietos sencillamente no comprenderán nuestras costumbres. Peor aún, algunas que serán consideradas "barbaridades". Como nosotros ahora consideramos barbaridades el uso de bombas nucleares, el apartheid o la esclavitud. No olvidemos que aun existen comunidades donde no se acepta la igualdad de razas o de género. 

En esta escenario de profundos cambios, la institución que sufrirá más es la educación. Diseñada para conservar la cultura, estará irremediablemente tensionada por la inevitabilidad de la metamorfosis y su genética tradicional. Pero habida cuenta de su rol de bisagra en este cambio de era, finalmente saldrá no solo fortalecida, sino dignificada. Los profesores del siglo 21 serán los héroes de la nueva época. 

Ya hemos hablado de los paradigmas dominantes de la educación. Desde el actualmente predominante paradigma tradicional, la educación transitará hacia el moderno, luego hacia el postmoderno, para reposicionarse en el paradigma integral. En esta nueva era, la educación tendrá la responsabilidad de enseñarnos a respetar la vida y desarrollar una cultura planetaria; a aceptar la incertidumbre, a comprender la complejidad y a presentir el cambio; a aprender a vivir en armonía con nosotros mismos y con la naturaleza. Y por sobretodo, a reconocer que el desarrollo humano es un proceso evolutivo. 

Educar será sinónimo de evolucionar. Pero la evolución de la nueva era no es algo que ocurra al azar o  que se genera naturalmente en el tiempo. Es algo que podemos escoger y que debemos ganarnos, mediante un trabajo y una preparación consciente. Entender que la educación es un proceso evolutivo, nos obligará a replantearnos la historia humana, a comprender los mecanismos de la evolución y a utilizarlos para conducir al joven hacia una adultez plena, equilibrada y consciente. ¡Nos obligará no solo a respetar y sino especialmente a comprender la vida! Y comprender la vida, maravillarnos ante  su robustez, sorprendernos ante su creatividad, asombrarnos ante su mensaje, nos convertirá  individualmente en mejores personas y colectivamente en seres responsables del futuro del planeta Tierra. 







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