¡Donde
todos podemos ganar! Bueno, no conocemos las reglas...pero hoy en día, ¿quién
lee un manual de instrucciones antes de jugar? ¡Se aprende jugando!
Tampoco
sabemos cuanto dura el juego. Puede terminar en cualquier momento. Y por lo
tanto, nada de jugar al empate. Hay que jugar ¡a ganar!
El
juego de la vida es como un “solitario”. No tiene sentido hacer trampas...
La
primera etapa del juego es acerca de la autonomía. Se juega en nuestra casa.
Es
que nacemos indefensos y completamente dependientes. No podemos movernos ni
alimentarnos sin ayuda. Por un buen tiempo, nuestra única arma es el llanto,
que espontáneamente estalla cuando comenzamos a respirar. Y bueno, algunos
descubren que puede ser un arma muy eficiente y la siguen usando por muchos
años. En esta etapa del juego, contamos con nuestra familia, que nos protege y
nos cobija. Vivimos en un nido, hasta que poco a poco vamos adquiriendo cierto
grado de autonomía. Y cuando llega el día en que debemos intentar volar por
nuestros propios medios, tendremos que tener el coraje para saltar. Si hemos
hecho trampa en esta etapa, no habremos probado nuestra capacidad. Y es ese
salto al vacío, cuando dejamos la casa y llegamos al jardín infantil, es esa
demostración de osadía, la que nos permite avanzar a la etapa siguiente:
La
segunda etapa es acerca del aprendizaje. Se juega en el colegio y la
universidad.
Y
aunque seguimos luchando por obtener más autonomía, ahora el juego se trata de
vencer nuestra ignorancia. Poco a poco, vamos acumulando experiencias que nos
enseñan a convivir, pero sobretodo, aprendemos lecciones que nos permiten aprovechar
las historias y el conocimiento acumulado por otros en el tiempo. Es la etapa
en que nos concentramos en educarnos. Y así, en la escuela, aprendemos a relacionarnos,
a conocernos, a descubrir nuestros talentos y a entender como funciona el
mundo. Es una época de preparación para desarrollar todo nuestro potencial.
Aquí, en el entrenamiento académico, es ¡donde se gana el juego! Tampoco tiene
sentido hacer trampas en esta etapa. Tener vacíos en nuestra formación limitará
para siempre nuestras posibilidades.
Cuando
hemos aprendido suficiente, en función de nuestros intereses y competencias,
escogemos un papel que nos guste desempeñar. Este es un aspecto clave del
juego: Encontrar una tarea apasionante para desplegar nuestros talentos. Y entonces,
con una profesión estimulante y armados de conocimientos, pasamos a la etapa
final...
La
tercera y última etapa del juego de la vida, es acerca de la Contribución. Se juega
en el trabajo.
Algunos
creen que esta etapa, es acerca de acumular dinero o posesiones. Están
equivocados.
Otros
creen que se trata de obtener poder o influencia. Están perdidos.
Se
trata de desempeñar el rol que escogimos tan bien como podamos. Se trata de
aportar ideas, de contribuir a crear un mundo mejor y así, hacer del juego una
experiencia aun más interesante. Nuestro paso por el mundo, debe dejar una
huella para que los jugadores del futuro disfruten de experiencias
enriquecedoras. Nuestra contribución, aunque sea del tamaño de un grano de
arena, cuenta. Y si cuenta, si aporta a mejorar el mundo, entonces, habremos
ganado.
Hacer
trampas en esta etapa, deja un sabor agrio a nuestros logros y ensucia nuestra
trayectoria. Y nadie se siente ganador en este juego, sin integridad.
Permítanme
hacerles algunas recomendaciones para ganar en el juego de la vida:
En
primer lugar: No olviden nunca las lecciones de autonomía y sigan cultivando un
pensamiento independiente. Acepten solo aquellas ideas nacidas en su interior y
siempre escojan el camino menos transitado. Sean ¡UNICOS!
En
segundo lugar: Tampoco olviden las lecciones de aprendizaje y mantengan viva la
curiosidad. Actualicen permanentemente sus conocimientos e impidan que sus
neuronas se oxiden. Manténganse ¡VIGENTES!
Pero
sobretodo, recuerden que si quieren contribuir, lo único que importa es que
sean la mejor versión de ustedes mismos y que haciendo bien, aquello que saben
hacer, serán auténticamente ¡GANADORES!
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