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martes, 6 de marzo de 2012

Las razones de la inmovilidad: la barrera del “ó”.


Si bien todos estamos de acuerdo en la urgente necesidad de reformar la educación, no estamos de acuerdo en “como” hacerlo. La discusión acerca del rumbo que debe tomar la educación, está plagada de dogmas, profundas convicciones e ideologías contradictorias. Todos tienen posiciones categóricas pero nadie tiene respuestas que logren consenso. Es lógico que existan posturas enfrentadas, puesto que en la escuela se construye la sociedad del futuro. Además, las políticas públicas que han pretendido imponer posturas ideológicas, han provocado consecuencias negativas en el sistema. En Chile, por ejemplo, la municipalización y la imposición de directores escolares vitalicios fue contrarrestada con la inmovilidad del profesorado garantizada por el Estatuto Docente. La educación ha seguido un largo y ondulante camino.
Como señaló Jake Chapman en el paper del Centro de Estudios Demos: System Failure 2002: “ las políticas publicas basadas en la reducción de problemas complejos considerando como se comportaban sus partes en forma independiente, ya no son adecuadas”.
Según Cox en su artículo: Educación en el Bicentenario: dos agendas y calidad de la política; “no hay nada más cíclico que el conflicto político entre derecho a la educación y libertad de enseñanza”. Destaca asimismo la “asincronía entre los tiempos de la política y los de la educación”, y continúa comentando que “se anuncia una nueva oleada de reformas, mientras escuelas y profesorado no terminan aun de absorber y apropiarse de la ola anterior-curricular y pedagógica-”.
Los cambios en educación requieren tiempo. Pero sobretodo, requieren una estabilidad en las políticas públicas, que no se ha conseguido. Necesitamos ponernos de acuerdo acerca del tipo de sociedad que queremos construir, del conocimiento y las competencias que necesitarán los jóvenes en el siglo 21 y de las demandas que tendrá la sociedad del futuro. Es en esta discusión, donde estamos estancados.
Las aparentes dicotomías entre calidad y equidad, entre conocimientos y competencias, entre enseñanza y aprendizaje, entre cooperación y competición, entre cobertura y excelencia, entre amplitud y profundidad de los contenidos, debe aclararse al más breve plazo. Estamos en la disyuntiva de elegir una dirección. La barrera del “o”. Derecha o izquierda, arriba o abajo. El “ó” es excluyente. No dialoga. Y ante la falta de diálogo, sencillamente no hemos logrado acuerdo sobre qué camino tomar. Esta es la gran causa de la inmovilidad.

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