Hay un personaje mágico en el libro que acabo de publicar en Amazon: "Los secretos del Escarabajo". Se trata de una mujer-chamán, la principal autoridad de una tribu que vive aislada en la profundidad del Amazonas y nos conmina a convertirnos en seres profundamente ecológicos. Compenetrados con la naturaleza. Responsables de la armonía de la vida terrestre en todas sus expresiones. Es una mujer sabia y misteriosa que ha heredado conocimientos sutiles, escondidos en la frondosa selva amazónica.
Tal vez lo expresa mejor otro de los personajes principales del libro, un educador que convivió con ella y asimiló gran parte de sus enseñanzas:
"En mi opinión, la mejor forma de proteger la vida en nuestro planeta, es que el ser humano aprenda a ser feliz sintiéndose parte de la naturaleza y haciéndose responsable de la salud del ecosistema terrestre, custodiando el bienestar de todos los organismos que habitan en el mundo. Empatizando con lo no semejante. Disfrutando la existencia. Despertando la sensibilidad humana para apreciar la belleza y recuperando a la naturaleza como fuente de bienestar. La incomodidad que sentimos proviene del desequilibrio eco-social que nosotros mismos hemos provocado. La crisis ambiental es una crisis cultural que solo se puede resolver con una nueva educación. Propongo educar para descubrir la felicidad en la armonía de los ecosistemas."
El cambio climático –la fiebre del planeta azul– es el principal síntoma de un modo de vida humano que no es sustentable. La toma de conciencia respecto de la necesidad de cambiar el paradigma que propone que la naturaleza está allí para nuestro beneficio -que podemos explotarla–, es cada vez mayor. En efecto, hace un par de generaciones, ir de cacería era una aventura. Hoy es considerada un pecado. La sensibilidad humana respecto del medio-ambiente aumenta exponencialmente. La crueldad contra los animales es condenada en muchas partes. Incluso los experimentos científicos ahora no pueden abusar tanto de los animales. Hay muchos ejemplos adicionales que nos permiten mirar con algo de optimismo nuestro futuro. Vamos avanzando sostenidamente hacia un paradigma respetuoso de la naturaleza.
La naturaleza no es algo que está allí afuera, independiente de nosotros. Acarrea toda la experiencia evolutiva del planeta y se ha transformado y vuelto a transformar infinidad de veces, para finalmente permitir el surgimiento de la vida humana. Somos una expresión de su increíble creatividad. Es nuestro nido cósmico. Nuestro hogar. Debemos protegerla porque en su armonía está nuestra felicidad.
Ha llegado el momento de incorporar en el currículo escolar conceptos como la ecología, que demuestra la profunda interconectividad de la vida; la sustentabilidad, que propone una mirada responsable del uso de los recursos naturales; la empatía, que nos pone en el lugar del otro y la armonía, que nos impulsa a complementarnos con el concierto vital. Nuestros jóvenes deben educarse como protectores de la naturaleza.
Por eso, la mujer-chamán que conoce la verdadera historia evolutiva del planeta, sabe que el humano del futuro ha de estar en total armonía con la vida en el planeta Tierra. Ha de convertirse en un ser ecológico..., si pretende sobrevivir.
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