El ser humano es curioso por naturaleza. Por eso, hasta ahora, nuestra estrategia para educarnos ha sido probar y luego aprender del error. Probar por curiosidad y reaccionar frente al resultado. Y toda la cultura científica e incluso la propia civilización se ha diseñado para permitirnos cometer errores como medio de aprendizaje. En las actuales circunstancias, cuando el ser humano ya ha adquirido tecnología para aniquilar al mundo, modificar el clima, extinguir o resucitar especies extintas, crear nuevos virus biológicos y usar tecnología capaz de pensar en forma autónoma, esta estrategia se ha vuelto extremadamente peligrosa.
Hoy en día, aprender del error puede resultar fatal para nuestra especie. Un pequeño error en alguna de estas cruciales materias, puede resultar verdaderamente letal para la humanidad. No podemos permitirnos el lujo de equivocarnos en temas que amenazan nuestra supervivencia.
Peor aún, cuando los líderes de países tecnológicamente poderosos no tienen la prudencia ni la sabiduría para permitirnos dormir tranquilos, entonces quiere decir que hemos llegado a un punto de inflexión. No debemos continuar aprendiendo del error. Hay demasiados políticos que tienen poder pero no tienen criterio. Y conociendo a algunos de ellos, eso es aterrador.
Necesitamos modificar nuestra forma de aprender. Es urgente que durante el siglo XXI seamos mucho más responsables, cuidadosos y sabios que nuestros antepasados. Y la única forma de lograr esto, es a través de una nueva forma de educar. Educar en valores y apuntar hacia la sabiduría antes que el desarrollo tecnológico es la única posibilidad para nuestros descendientes. Cambiar el rumbo pedagógico hacia una educación responsable y consciente. Ese es el único camino viable para el ser humano. Cualquiera que no vea el peligro latente de mantener la educación tal como está ahora, o está ciego o es irresponsable. O indolente...
Aprender del error ha sido una bendición histórica para el ser humano. Mucho de nuestro progreso material se ha basado en esta estrategia. Pero ahora, cuando el hombre tiene superpoderes, esa ideología puede ser su peor maldición. Nos hemos convertido en seres demasiado peligrosos y nuestra tan proverbial humanidad, que reconoce la falibilidad como característica de nuestra especie, se está transformando en una fragilidad evolutiva tan delicada como evidente.
Si no somos capaces de incrementar la velocidad de expansión de conciencia de nuestros jóvenes, si no somos capaces de convertirlos en seres sabios, solidarios y empáticos, nuestra especie se extinguirá. Ahora somos socios de la evolución, porque estamos interviniendo en sus quehaceres. La mutación azarosa del pasado que dirigía la evolución y posibilitaba la supervivencia del más apto, está cambiando por el diseño "inteligente" que irremediablemente transformará la especie humana en una versión diferente de si misma. Veo 2 alternativas: Nos convertiremos en una especie extinta o en una mucho más sabia.
Por eso, el imperativo educacional más urgente es volvernos una especie consciente antes que seguir aspirando a un progreso económico no sustentable. No necesitamos más desarrollo ni más tecnología, si no tenemos la sabiduría para hacernos responsables de nuestras propias decisiones. Necesitamos una fuerte componente espiritual en la educación actual. Antes de que sea demasiado tarde.
Aprender del error puede ser la última gran equivocación del homo sapiens.
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