Chile necesita un tipo de educador
diferente. Profesionales que tengan capacidad para identificar y desarrollar
talentos. Docentes que tengan la misión de maximizar el potencial único y
especial de cada uno de sus estudiantes; de hacerlos florecer y desarrollarse
en tierra fértil para maximizar sus capacidades.
Nuestras escuelas requieren con
urgencia, expertos en bienestar y felicidad.
La psicología positiva apunta en esa
dirección. Estudia el bienestar psicológico, en contraposición con la
psicología clínica que trata la enfermedad psicológica.
En educación debemos dar el mismo
giro. En lugar de enfocarnos en los problemas de aprendizaje, tenemos que
dedicarnos a entender y aprovechar mejor las oportunidades de aprendizaje. Las
psicopedagogas están concentradas resolver lo que parece una epidemia global,
el famoso déficit atencional, síntoma que – según los profesores – padecen la
mayoría de los niños y jóvenes de hoy.
Pero el déficit atencional es
síntoma de otra enfermedad: la incapacidad de los profesores de mantener la
atención de sus estudiantes en materias que a ellos no les interesan. No son
los estudiantes los que están enfermos. El enfermo es un sistema educativo que
exige a los profesores pasar contenidos desconectados con las realidades y
motivaciones de esas criaturas. Un sistema que frustra a los profesores y
desmotiva a los estudiantes.
Por todo lo dicho, pienso que el
momento es propicio para abrir una nueva carrera, la psicopedagogía positiva.
La he denominado PP+, y es una mezcla de educadora y psicóloga positiva. Una
educadora preocupada del bienestar y la felicidad de sus alumnos. De que
aprendan para que desarrollen una actividad que los realice. De que descubran
su potencial. De que encuentren su “elemento”, ese lugar donde se intersectan
sus intereses y sus talentos. Ese territorio donde literalmente florecen porque
tienen destrezas naturales que los hacen destacar. Donde su autoestima se
potencia y donde le encuentran sentido a su vida.
¡Qué actividad más reconfortante!
Conseguir que los niños aprendan jugando, que cumplan sus sueños y que
mantengan su motivación.
La malla curricular está diseñada. Y
tiene muchos ramos no tradicionales como: Yoga, Meditación y Atención Plena,
Identificación y Desarrollo del Talento, Ecología-Evolución-Sociedad,
Pensamiento Complejo, Educación Emocional, Relaciones Humanas, Ancestrología,
Neurociencias del Aprendizaje, Bienestar y Felicidad, Visión Sistémica y por
supuesto, Psicología Positiva.
Los Psicopedagogos Positivos serán
los principales socios de aquellos padres que distinguen lo especiales que son
sus hijos y que se resisten a que sean programados por un sistema que busca
productividad a costa de felicidad. Y también serán una brisa refrescante para
esas escuelas que quieran darle a sus estudiantes un mejor ambiente para el
aprendizaje. ¡Serán escuelas alegres!
Pero más que nada, los PP+ serán
profesionales plenamente realizados y socialmente reconocidos por su
contribución al cambio que necesita el mundo.
No tengo dudas, es la carrera del
futuro de la educación
Si lo que he señalado le hace sentido, ayúdeme a conseguir estudiantes para esta nueva profesión. Invite a jóvenes que tengan vocación a estudiar Psicopedagogía Positiva. Se convertirán en arquitectos del talento, promotores del bienestar y exploradores felices en territorios inexplorados.
Hola, Mi nombre es Jorge, soy de Temuco. Como me comunico contigo?
ResponderEliminarHola, me encantó el texto. Soy psicopedagoga de Argentina y quiero formarme en esta corriente principalmente para difundir y concientizar en las redes. Estoy empezando a escribir un blog y me resultó motivante leer tu artículo. Ya sea que haya una carrera de psicopedagogía positiva o no (En Argentina estamos bastante lejos), pienso que como profesionales y adultos debemos tener siempre en cuenta los aspectos positivos de los niños. Saludos!
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