El calentamiento global es fiebre… estamos enfermos |
La sociedad está viviendo un cambio
de paradigma. Nuestros valores están evolucionando. La línea que divide lo
correcto de lo incorrecto se está desplazando. Lo que era normal hace apenas
algunos años, hoy puede ser condenable. No me refiero solo al financiamiento
político, o al financiamiento de la educación o de la salud. El caso Penta, MOP
Gate, La Polar, La Universidad del Mar, son algunos de los síntomas. La
enfermedad social es mucho más grave. Los políticos, las universidades, los
sostenedores, las farmacias, los empresarios, las isapres, los bancos y las
inmobiliarias, (e incluso las personas) a la luz de los
acontecimientos, somos al menos, sospechosos. ¿Nuestro pecado?
Hemos continuado haciendo, lo de
siempre, sin considerar que medidos con la vara de la nueva ética, nuestros
comportamientos habituales ya no son tolerables. Afectar a terceros, aunque sea
indirectamente, es un pecado. Considerar nuestros propios intereses egoistas
pasando por alto las consecuencias de largo plazo de nuestras decisiones es
también un error imperdonable. Nuestra ambición por el progreso se ha desbordado y nos hemos
acostumbrado a usar resquicios,
intentando justificar lo injustificable. Déjenme ser claro: Ahora no es
suficiente cumplir con la ley; hay que respetar su espíritu.
Hemos llegado hasta esta situación
porque el Estado ha sido cómplice pasivo. Los abusos eran evidentes, pero la
voluntad para fiscalizar no estuvo a la altura de las circunstancias. Debiéramos
acusarlo de “notable abandono de sus deberes”. Pero, ¿quien se atreve a tirar
la primera piedra?
Paris está protengiéndose del terrorismo |
Me atrevo a sugerir que lo que nuestra
sociedad necesita es un cambio cultural. Necesitamos hacernos más responsables
y más respetuosos. Más íntegros y más conscientes. Sobre todo, tenemos que
estar dispuestos a revisar nuestras creencias y adaptarnos a las
circunstancias. Necesitamos evolucionar psicológicamente.
El principal obstáculo que
enfrentamos para este cambio cultural es el sistema educacional que hemos costruido.
Un sistema conservador, rígido y deshumanizado, categórico y fragmentado; que
se concentra en capacitarnos para producir y para tener éxito económico, sin prepararnos
para el cambio continuo, ni entregarnos la capacidad de cuestionar
permanentemente nuestros valores y principios, ni ayudarnos a expandir nuestras
miradas, ni dotarnos de herramientas para convivir en armonía. Nos convence que
hay una verdad absoluta, que la conocemos y que aquellos que no la comparten o
son ignorantes o son malvados. Este es el cambio más urgente y la verdad más
incómoda para evitar que el “calentamiento social” nos haga invivible el
planeta.
La pregunta del millón es…
Tal vez hay que ser el cambio que queremos provocar... |
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