Dicen que tenemos 2 orejas y una
boca, para escuchar el doble de lo que decimos. Una huella de nuestra
evolución, que debiéramos tener en cuenta pero que normalmente obviamos.
Saber escuchar es la principal
competencia que debe tener el maestro. Pero saber escuchar es más difícil de lo
que aparenta. Escuchar de verdad, solo se puede lograr con una mente abierta a
nuevas ideas, con un corazón abierto a nuevas emociones o sentimientos y con la
intención abierta al aprendizaje y a la transformación.
Todos ellos, son distintos niveles
de escucha:
Auto-escucha:
Normalmente operamos escuchándonos a
nosotros mismos. Desde nuestro interior y desde nuestro pasado. Escuchamos para
confirmar nuestras opiniones y ratificar nuestras creencias. Aquellas que
construimos en base a nuestras experiencias cotidianas. Asentimos cuando
alguien dice algo en lo que estamos de acuerdo y dejamos de escuchar cuando lo
que se dice contradicen nuestros juicios. Escuchando así, estamos cerrados al
cambio.
Escucha crítica:
Otras veces, escuchamos con la mente
más abierta, distinguiendo lo novedoso, con la disposición de aceptarlo si los
hechos y evidencias nos convencen. Como creen hacerlo los científicos. Con
objetividad. Escuchamos desde lo que sabemos, desde la frontera de nuestro
conocimiento. Desde nuestro interior, pero mirando hacia fuera. Y somos
esencialmente escépticos al evaluar todo lo diferente a nuestro pensamiento. Pero
al aceptar nuevas ideas, ampliamos nuestro conocimiento.
Escucha empática:
Algunas veces, escuchamos con el
corazón abierto y somos capaces de ponernos en los zapatos del que habla. Nos emocionamos
y compenetramos con su historia y la sentimos y aceptamos como nuestra. Ya no
escuchamos desde adentro. Escuchamos desde el otro, desde afuera. Este es un
escuchar que nos conmueve y nos transforma. Al aceptar otros puntos de vista,
ampliamos nuestra perspectiva. Nos enriquecemos con experiencias ajenas.
Escuchar evolutivo:
Pero hay un modo de escuchar mucho
más raro. Es la escucha que nos hace evolucionar hacia nuestra mejor versión.
Escuchar desde las posibilidades que nos depara el futuro. Un escuchar que
reconoce que somos un proceso y que estamos en continua transformación; que debemos
aprovechar el presente para permitir que nazca algo nuevo en nosotros. Escuchar
para entender hacia donde vamos y para inspirarnos a manifestar nuestro pleno
potencial. Escuchar sin certezas, pero con intención de evolucionar.
Creemos, que esta ultima forma de escuchar,
es lo que transforma a un profesor en un maestro.
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