El ensayo propone algunas “ideas-semilla” que comienzan en la educación, pero claramente la trascienden; permitiéndonos aprovechar esta oportunidad para la verdadera reconstrucción que Chile necesita:
· El concepto de profesor de personas, por sobre el profesor de disciplinas, nos propone ver al maestro como un tutor, acompañante del estudiante hacia su autonomía, por consiguiente, “socio principal” de la familia y la sociedad en la formación de una juventud íntegra, emprendedora y responsable.
· La noción del diálogo constructivo, por sobre el monólogo expositivo, nos sugiere una comunicación bidireccional, respetuosa y participativa que cambiará la manera de relacionarnos y contribuirá a una sociedad empática, que se construye a partir de la diversidad.
· Entender a la educación como un servicio a la comunidad, en lugar de verla como una preparación para el trabajo, nos hace a todos co-responsables, no solo de los resultados educacionales, sino también de la arquitectura social que sustenta nuestra convivencia.
· Traspasar la responsabilidad de educarse al estudiante, en lugar de dejarla exclusivamente en manos del profesor implica crear una cultura de aprendizaje continuo, de perfeccionamiento permanente, que es coherente con las posibilidades que brinda la tecnología actual.
· El aprendizaje integral, es una proposición holística que reemplaza la fragmentación propia del currículo actual, entregando a los estudiantes una visión de conjunto que la da sentido al proceso educativo y convierte a la educación en una ciencia sistémica de gran relevancia para la sociedad.
Estas ideas, que a nuestro juicio, ayudan a que la sociedad cure sus heridas emocionales, son los fundamentos del proyecto educativo que nuestro país necesita para salir de la convalecencia y cicatrizar sus heridas. Contamos con la inspiración y colaboración de quienes acepten el desafío de entrar en este debate y con la sinergia del auténtico trabajo en equipo, para resolver la encrucijada en que nos encontramos. Esperamos que esta invitación a reflexionar sobre la forma en que estamos educando a nuestros jóvenes, genere muchas ideas novedosas, creativas e innovadoras.
La etapa que culmina con el lanzamiento del libro, deja la pelota en la cancha de los profesores. Quedo con la sensación de haber propuesto un camino, con la esperanza de que despierte interés en cambiar el modelo y con el temor de no haber logrado expresarme con la vehemencia y claridad necesaria para que las ideas germinen.
El tiempo dirá.
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