Isla
de Pascua, 11 de Setiembre, 2061
Querido abuelo,
Te escribo una carta desde el futuro. Te
ruego disculpes si cometo errores pero esta forma de comunicación se extinguió
hace tiempo. Lo hago, porque quiero que me comprendas. Trataré de hablarte
desde el paradigma dominante de tus tiempos.
Sé, que en estos 50 años, nuestra casa,
tu mundo, ha cambiado tanto que te costaría reconocerlo. Es un organismo
viviente que se logró recuperar después de una larga convalecencia. Hoy, es un planeta sano. Convivimos en
armonía, con la naturaleza y la tecnología, aceptando nuestros deberes y
responsabilidades. Quitamos la basura del espacio, descontaminamos el medio
ambiente y cuidamos los recursos naturales para las generaciones del mañana. Ahora, incluso la tecnología está al servicio de la flora y fauna. Hemos conseguido
la sustentabilidad que tanto quisiste.
Nuestra familia, tu sociedad, se ha transformado
en una comunidad diversa y tolerante. Vivimos en una cultura basada en la
Confianza y el Respeto, que busca el bienestar, la calidad de vida y el
desarrollo interior. Extirpamos de nuestro comportamiento aquellas actitudes
egoístas e irrespetuosas como la violencia, la codicia y el abuso. Tenemos
igualdad de oportunidades y nuestras diferencias son apreciadas. Logramos, con
esfuerzo y dedicación, construir una
civilización justa y solidaria.
Tenemos conciencia de que el equilibrio
es frágil, pero hemos aprendido mucho desde tu época del terror. Para ti, se
cumplen 10 años desde el cambio de era, desde el desplome de las torres gemelas
de Nueva York. Estás viviendo en tiempos terribles. Los años turbulentos. Debes
tener miedo.
Cuando leas esta carta, quizás te sorprendas ya que yo aun no he nacido, pero no quiero que
te preocupes. Estoy bien. A punto de ver nacer a mi nieta. Recuerdo con
nostalgia cuando me contabas cuentos, me arropabas al dormir y me dabas el beso
de buenas noches. Tu cariño sigue vivo en mí.
Te escribo para darte esperanzas. Para agradecer que hayas seguido luchando por
la justicia y la sustentabilidad, a pesar de todo. Para que sigas insistiendo
en el diálogo como herramienta para lograr consenso. Para que mantengas el amor
como tu prioridad. Para contarte que la historia tiene un final feliz.
Sé que estoy cometiendo una imprudencia al enviarte esta misiva. Intervenir en el pasado está prohibido por la ley Mariposa. Pero no me parece justo que vivas con incertidumbre. Hay una civilización que ha logrado sobreponerse a las dificultades porque existieron personas como tú, que imaginaron un mundo mejor.
Logramos triunfar porque algunos de
ustedes nunca se dieron por vencidos. Gracias desde un futuro maravilloso. ¡Muchas
gracias!
Te quiere mucho tu nieta,
Filipa.
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