Sexta Lección: ¡Encuéntrale sentido a tu vida!
Una sabia amiguita me sugirió incorporar otra lección en este curso: descubrir lo que necesitas para ser feliz. Sugería esto, haciendo hincapié en que muchas veces nos engañamos pensando que lo que queremos es lo que nos hará feliz. Ella sostiene que nos engañamos, puesto que lo que queremos proviene del ego y lo que necesitamos viene del alma.
Tiene razón. La felicidad que pretende el ego es placer transitorio. Las necesidades del alma son permanentes. La nueva ciencia que estudia la felicidad reconoce que vivir una vida con propósito, es esencial para sentirse bien. ¡Vivir una vida con sentido! De eso estamos hablando. Quien vive fluyendo viaja a la deriva si toma decisiones al azar. Fluir, desde nuestra perspectiva, significa aceptar los acontecimientos, con plena conciencia de que son pistas que nos ayudan a encontrar el verdadero rumbo que nos conduzca a la realización. Lo que sucede no es casualidad. Todo el Universo conspira para que este presente ocurra, tal cual ocurre. Y lo que hay que descubrir es el camino que nos sugiere el Universo con todas y cada una de las pistas... confiando que nos está guiando hacia nuestra plenitud.
Pues bien, la principal herramienta que tenemos los seres humanos para procesar la energía e información que nos rodea, es nuestro cuerpo y en particular, nuestro sistema nervioso. Y la mayoría de nosotros, hemos delegado en nuestro cerebro, la toma de desiciones. Allí habita la razón, y ella construye historias que justifican nuestros actos y comportamientos. Literalmente inventa una narrativa que explica lo que hacemos. Son cuentos que nos creemos, pero puros cuentos al fin y al cabo.
Pues bien, la principal herramienta que tenemos los seres humanos para procesar la energía e información que nos rodea, es nuestro cuerpo y en particular, nuestro sistema nervioso. Y la mayoría de nosotros, hemos delegado en nuestro cerebro, la toma de desiciones. Allí habita la razón, y ella construye historias que justifican nuestros actos y comportamientos. Literalmente inventa una narrativa que explica lo que hacemos. Son cuentos que nos creemos, pero puros cuentos al fin y al cabo.
Las neurociencias ya han demostrado, sin ambigüedades, que antes de tomar una decisión, intervienen nuestras emociones. Son ellas, las emociones, las que nos indican qué decidir. La toma de decisiones es un proceso emocional casi instantáneo, que luego se explica con argumentos racionales. Las decisiones son subjetivas, no objetivas, aunque no queramos creerlo.
Otro sabio amigo, especialista en emociones, siempre me recalca que todas nuestras emociones son llamados de atención. Nos indican que hay que poner atención a algo. No hay emociones buenas o malas. Son siempre indicaciones que pretenden guiarnos. Son pistas expresadas en sensaciones corporales. Es el lenguaje del circuito neuronal del corazón. Somos seducidos por emociones que afortunadamente nublan la razón. Porque vivir una vida dependiendo solo de la razón, es propio del Doctor Spock, ese personaje de Viaje a las Estrellas que parece más un robot que un ser humano.
Pero además hay otro circuito neuronal que también interviene antes de la toma consciente de una decisión. Incluso antes que sepamos que tenemos que tomar una decisión. Es el circuito neuronal de nuestro sistema digestivo. Allí es donde habita la intuición. Un sentir que nos sugiere subrepticiamente qué camino tomar y que parece provenir desde una inteligencia superior, del inconsciente colectivo (como diría Jung).
Entonces, para encontrar nuestro camino hacia la felicidad, necesitamos tener conciencia de nuestras intuiciones más profundas, atender al mensaje preciso que nos transmiten nuestras emociones y descifrar el sentido de estas pistas con la razón.
Por eso, la recomendación que hacemos en esta lección es: ¡Encuentra el sentido de tu vida! Porque cuando uno es coherente con el rumbo hacia la plenitud, todo resulta más fácil... todo fluye con naturalidad y nos sentimos mejor.
Recuerda, encuentra el sentido de tu vida. Está escrito en tu historia. Se te manifiesta en tus emociones y se te aparece en tus intuiciones. Vive con una misión, más grande que tu. Que te anime un propósito superior. Supera tu ego y alimenta tu alma. Porque la gran tarea que tenemos todos, es descubrir quienes, en realidad somos.
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