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domingo, 24 de agosto de 2014

El fallo de la corte de apelaciones


Internet ha cambiado el mundo. Más rápido y profundo de lo que percibimos en la superficie. Las estructuras jerárquicas están perdiendo prestigio y poder. La política y la democracia son prueba de ello. Podemos considerar que el cambio cultural más profundo en siglos han sido las redes sociales. Nuestros jóvenes, nativos digitales, tienen otros valores. Han aprendido a relacionarse en un mundo no jerárquico, interconectado, instantáneo, transparente y colaborativo. Todos quieren participar, aunque no necesariamente quieren identificarse. El anonimato es frecuente. Los seudónimos que usan en internet, algunas veces se transforman en capuchas en el mundo real. Ahí está el problema. 
Los movimientos sociales responden a la lógica y los principios del mundo digital y por eso tienen sus propias reglas y cuestionan el principio de autoridad.
Estamos en un conflicto generacional
Sus demandas por una educación de calidad fueron compartidas por la habitualmente silenciosa gran mayoría, lo que los hizo caer en la trampa de creerse dueños de la verdad. De allí a transformarse en fundamentalistas, sin consideración por los derechos de las minorías, hay un paso muy pequeño.
Con las tomas de colegios, el gobierno se ha visto superado. Ha debido intervenir el poder judicial, donde prima una perspectiva de más largo plazo y aun se recuerda el alto precio que nuestro país pagó cuando se trataron de imponer posturas en base a la violencia. El fallo de la corte de apelaciones que acoge un recurso de protección en contra de las tomas, reitera el derecho de todos a educarse y acepta la libre expresión, pero condena la violencia y nos hace reflexionar sobre la necesidad de convivir con respeto mutuo.

Más sabe el diablo por viejo que por diablo...


Sabio consejo para una sociedad que aun no termina de reconciliarse y que debe enfrentar los procesos de cambio con respeto y con responsabilidad. Los valores del mundo real son producto de una historia larga pero plagada de errores. No cometamos los mismos errores del pasado por la inmediatez que exige el mundo virtual. En la gradualidad de las reformas hay una  oportunidad para construir un Chile para todos los chilenos. Así debe leerse el fallo. Un consejo para los jóvenes: paciencia. Una advertencia para los mayores: consenso. Un deseo para todos: armonía.

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