¿Alguien puede escribir su RUT, en números romanos?
Cuando el Imperio Romano dominaba el mundo, los matemáticos parecieron extinguirse: Atrás quedaron las ideas extraordinarias de los matemáticos griegos. Arquímedes, Pitágoras y Euclides se convirtieron en fantasmas. ¿Qué paso?
Los números que usaban, limitaron enormemente las posibilidades de los romanos para explorar las matemáticas y la ciencia. La solución era simple-cambiar el sistema numérico-pero no era evidente. Los romanos no se dieron cuenta de que tenían un problema sistémico, porque estaban tan acostumbrados a sus números que no pensaron en cambiarlos.
Como el pez que no ve el agua alrededor...o acaso como nosotros que no vemos el aire contaminado que respiramos. Los problemas sistémicos parecen invisibles, porque estamos tan habituados a los sistemas que usamos que normalmente, los árboles no nos dejan ver el bosque.
El sistema decimal, basado en los dígitos de nuestras manos, es más natural para los humanos, pero tiene limitaciones. Las máquinas, construidas con circuitos electrónicos, operan mejor con un sistema binario. La tecnología nos obligó a usar otro sistema numérico, pero necesitamos traducir aquellos 1s y 0s en información que comprendamos para que sea útil.
Aunque no nos demos cuenta, vivimos limitados por los sistemas que adoptamos, y sus paradigmas, y no percibimos nuestras restricciones hasta que comenzamos a detectar anomalías que no calzan con la realidad.
¡La educación tiene un problema sistémico! Por eso es tan difícil encontrar una solución. Y creo que de eso hablan los estudiantes cuando piden cambios estructurales. Intuyen que se requieren cambios profundos en los paradigmas. Saben que el sistema educacional no funciona y aunque no saben como solucionar el problema, sí saben lo que no quieren: ¡Más de lo mismo!
Hay muchos ejemplos de cambios sistémicos que cambiaron nuestra forma de entender al mundo, pero quisiera repasar los cambios que nos pueden servir de ejemplo.
Durante mucho tiempo, pensamos que la tierra era el centro del Universo. El sistema geocéntrico era obvio...para quienes no estudiaban los movimientos de los astros.
Luego, Copérnico desafió las creencias cuando propuso el sistema heliocéntrico, que puso al Sol, al centro del Universo. Sabemos que la Iglesia lo obligó a retractarse. Y que solo hace pocos años fue absuelto de la herejía. Es que cuesta mucho aceptar que estábamos equivocados.
Ahora sabemos que el Sol es una estrella entre millones, en un rincón de la Vía Láctea. Que a su vez, es una pequeña galaxia en la inmensidad de un Universo tremendamente complejo, lleno miles de millones de galaxias y de misterios que nos parecen infinitos.
Nuestra visión del lugar que tenemos en el Universo se ha vuelto menos egocéntrica y mucho más compleja.
En la educación está pasando algo similar:
Durante mucho tiempo, pensamos que el profesor era el centro de la Educación. El especialista, dueño de la verdad, que impartía sus conocimientos y definía aquello que debíamos comprender. Lo importante era enseñar bien. Y diseñamos un sistema educativo industrializado, fragmentado, estandarizado, competitivo y jerarquizado. Un sistema que giraba alrededor del profesor que enseña.
Cuando las limitaciones del modelo se hicieron evidentes, algunos pensamos que el estudiante debía ser el centro de la Educación. El estudiante debía aprender. Y recién, estamos diseñando sistemas educativos personalizados, holísticos, participativos, colaborativos y diversos. El sistema debe girar alrededor de los talentos e intereses del estudiante y darle la responsabilidad de dirigir su propia formación.
Hay mucha inercia en el sistema educacional y los cambios demoran mucho. Cuando aun no terminamos de aceptar este nuevo paradigma, los resultados empíricos nos sugieren que necesitamos ajustar nuevamente nuestros postulados. El estudiante no es un ser aislado, está interconectado íntimamente con su entorno social.
Por eso, ahora, estamos desarrollando un modelo verdaderamente revolucionario, con la familia al centro de la Educación. Los resultados académicos están tan estrechamente relacionados con el capital cultural del estudiante que pensamos que es necesario intervenir en la familia y el entorno social inmediato del estudiante. Sostenemos que una buena educación debe ser contextual y sustentable. Y que hay que enterrar los viejos paradigmas y atreverse a mirar los problemas como oportunidades.
Estamos jugando con ideas novedosas:
- · Aceptar un postulante, implica aceptar a la familia.
- · Exámenes de personalidad para ingresar.
- · Títulos con fecha de vencimiento para asegurar la educación continua.
- · Pruebas que piden preguntas en lugar de respuestas.
- · Tareas interfacultades para demostrar la interconexión de las disciplinas.
- · Proyectos mutantes...que hagan pensar, reflexionar y botar las anteojeras.
¿Un ejemplo?
Imaginemos que nos encontramos un ser extraterrestre. Se llama No-E y viaja en su nave Ar-K. Nos cuenta que ha sido enviado para darle al ser humano otra oportunidad. Debe seleccionar personas, para llevarlas a otro planeta donde piensa construir una civilización que desarrolle el verdadero potencial del ser humano. Escogerá de entre nosotros, solo un profesor, cuya misión será construir una educación más justa y sustentable. Para esto, solo podremos llevar una maleta con 5 elementos. Elegirá a aquel que demuestre que su equipaje le permitirá construir una educación de calidad...
Si deciden aceptar el desafío, les ruego que nos envíen una lista con su equipaje. Pueden recibir ayuda de sus familias, amigos reales y virtuales. Pero les advierto que si alguien pone dentro del listado algo así como INICIA, PSU o Agencia de Acreditación...será eliminado inmediatamente.
Queremos recibir ideas interesantes, ¡necesitamos inspiración!
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