El actual debate en torno a la educación no se ha concentrado en lo más importante: la calidad de la educación. Propongo que centremos la discusión en las 5 principales variables que inciden en la calidad de la educación:
<Los profesores:
No puede haber buena educación sin buenos profesores. Desde esta perspectiva, debemos priorizar la formación inicial docente y atraer mejores postulantes a las carreras de pedagogía. Para que esto suceda, la sociedad debe reconocer la importancia de la profesión docente, prestigiarla y remunerarla en concordancia. Educar debe ser un privilegio, reservado solo para aquellos que distinguen por su integridad, vocación de servicio y capacidad para desarrollar talentos.
<El capital cultural de la familia del estudiante:
El estudiante pasa mucho más tiempo en su entorno familiar y social que en la institución que lo educa. Desde este punto de vista, pertenecer a una familia que valora el conocimiento, el debate de las ideas y el pensamiento crítico es una clara ventaja. Esa familia apoya, motiva y exige al estudiante. Y se hace responsable del progreso educativo. Debemos incorporar a las familias en proceso de formación de los estudiantes.
<Los programas de estudio:
Los actuales programas estandarizados homogenizan a las personas. Son demasiado rígidos. Debemos diseñar programas de estudio flexibles, suficientemente amplios para descubrir talentos y que permitan personalizar la educación. Queremos generar diversidad. Donde los individuos, por ser tales, aportan su única perspectiva para construir una sociedad respetuosa y tolerante.
<El método de enseñanza:
Debemos concentrarnos más en el aprendizaje que en la enseñanza. En el estudiante más que en el profesor. Considerar que los jóvenes del siglo XXI son multifacéticos, impacientes e hiperconectados. Hay que limitar la clase expositiva; incorporar tecnología y multimedia; diseñar las clases para la diversidad y así, obtener mayor participación. Solo entonces, los estudiantes podrán hacerse responsables de su educación.
<El liderazgo educativo:
La transformación que se requiere es tan radical, que para lograrla se necesitan directores totalmente comprometidos con la calidad. En una institución diseñada para el “status quo”, los cambios se perciben como una amenaza. Pero el verdadero peligro es el estancamiento. Necesitamos coraje, visión de largo plazo y persistencia, en los directores de los establecimientos educacionales del siglo XXI.
Si estos temas no están incorporados al debate que pretende reformar la educación, es muy probable que los cambios que se propongan no nos permitan obtener una educación de calidad.
Recordemos siempre que el problema es mejorar la calidad de la educación y que la receta para una educación de calidad es:
Buenos Profesores + Familias Presentes + Programas Flexibles + Clases Participativas + Directores Comprometidos.
Buenos Profesores + Familias Presentes + Programas Flexibles + Clases Participativas + Directores Comprometidos.