Sospecho que la inyección de recursos, solución propuesta bajo los paradigmas aceptados por el actual modelo, no solucionan el problema. Alimentar un sistema educativo obsoleto, estancado, industrializado y estandarizado, equivale a insistir en un camino que no permite avanzar. Los recursos son bienvenidos, pero solo en la medida que se destinen a producir cambios estructurales y de fondo. De lo contrario, los chilenos estaremos farreándonos una gran oportunidad.
Quisiera confiar en que nuestras autoridades tendrán la perspectiva para aprovechar esta oportunidad con una mirada sistémica, de largo plazo.
También quisiera confiar en que la Superintendencia propuesta no aumente la gigantesca burocracia del sistema. El riesgo es alto. Sobretodo porque las autoridades insisten en medir la calidad de la educación bajo paradigmas del siglo pasado. Mucho me temo que intentarán asegurar calidad, antes de que nos pongamos de acuerdo sobre su significado.
Hoy, he despertado con más temor que esperanza. Quisiera pensar que es porque hay días de invierno que enfrían hasta los espíritus más entusiastas. Ojalá que la primavera llegue pronto a nuestra alicaída educación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario