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miércoles, 25 de septiembre de 2024

La leyes metafísicas del golf

Pasaron las 2 semanas y a fuerza de repeticiones y continuas justificaciones, mis nuevas creencias se fueron consolidando. La sospecha de una profunda interconexión, más allá de lo material, se convirtió en una firme convicción. Y la influencia de nuestros pensamientos en los acontecimientos que nos suceden se fue haciendo más evidente. Confieso que aún me costaba aceptar que la solidez de la materia era una ilusión mental, pero ya me había persuadido de que efectivamente todo se originaba en la mente. Específicamente en la imaginación. Y a pesar de algunas dudas bien porfiadas, mi mente se había abierto. Había lugar para estas y muchas otras especulaciones en mi nuevo, amplio y maleable caparazón. Me sentía liberado y casi preparado para la próxima lección. Pero el Maestro no aparecía en ninguna parte. Era como si la tierra se lo hubiese tragado. Deduje que aún necesitaba reforzar estas nuevas creencias..., y así lo hice. 

Días después, apareció mientras yo practicaba tirando pelotas. No quiso interrumpirme. Sacó la libreta de mi bolso sin decir ni pío. Se sentó a leerla, sonriendo como cabro chico que hubiese hecho una maldad. Grabó un par de comentarios en su celular y esperó a que terminara el balde de pelotas de práctica. Luego se levantó y me comentó:

– Creo que estás listo para salir a jugar.

– Entonces..., ¿le parecieron bien mis anotaciones? –, pregunté intrigado.

– Al que deben parecerle bien es a ti. Si tu conciencia está tranquila con esa narrativa, eso es suficiente. Ahora puedes aprender cómo operan las leyes metafísicas del golf...

– ¿De qué hablas? 

– De esas fuerzas invisibles que conspiran para que aprendamos nuestras lecciones. Hablo de los métodos que usa el golf para enseñarte. ¿Olvidaste que el golf es tu maestro?

– Es el maestro de mi alma, o si prefieres de mi consciencia. 

– Efectivamente, recuerda también que el cuerpo es el vehículo que nos transporta, que está diseñado para mantener el equilibrio homeostático y nos ayuda a sobrevivir con la ayuda de nuestros sentidos. La mente en cambio, nos asiste en la búsqueda del bienestar procesando la información que recolecta.

– Y ambos son los distractores del alma.

– El cuerpo distrae cuando se siente en peligro, la mente distrae cuando no está en el presente. 

– Cierto. Y el alma se distrae cuando no está en calma. Estas son las reglas del juego. Y el sentido de cualquier juego es disfrutarlo. 

– Pareciera que estás recomendando jugar golf como si estuvieras meditando...

– Si. Sugiero jugar fluyendo, sin resistencias. En un estado de intensa concentración parecido a la contemplación, o mejor aún, a la meditación dinámica. Como si fueras un felino cazando pajaritos por diversión.

– ¿Y que me dices de las leyes metafísicas?

– Son los movimientos de las energías invisibles en un campo de golf..., provocados por nuestras emociones... – El Maestro se quedó en silencio. Por unos segundos pareció perdido. Esperé hasta que preguntó: –. ¿Donde estábamos...?

– Me explicaba las leyes metafísicas.

– Esa es una tarea personal. Es mejor que las deduzcas tú. ¿Te había comentado que la ruta de la felicidad está pavimentada de emociones positivas?

– No. 

– Cuando tu corazón está rebosante de alegría, las fuerzas invisibles tienden a mantener tu pelota en el camino del medio. Igual cosa ocurre con la gratitud, el optimismo, la confianza, la paz y el amor. Son emociones que te ayudan porque están alineadas con la ruta de la felicidad.

– ¿Acaso sostienes que mis emociones afectan el vuelo de la bola?

– Por cierto. Las emociones positivas provocan vientos metafísicos a favor de tus intenciones. Las negativas generan, turbulencias, vientos cruzados y a veces en contra de tus propósitos. Juega golf y verás que hay patrones.

– ¿Entonces crees que el golf es un juego emocional?

– El golf, y no me canso de reiterarlo, la vida también, son juegos didácticos. Te proponen desafíos de aprendizaje. Si los enfrentas con la actitud adecuada habrás aprendido una lección que te será útil en el futuro.

– ¿Como así?

– Tendemos a cometer los mismos errores. La frustración y la ira ni siquiera nos permiten ver la oportunidad de aprender y muchas veces volvemos a tropezar con la misma piedra. Hasta que el juego nos pone una piedra tan grande que nos saca del círculo vicioso. Pero la mayoría de nuestras equivocaciones son provocados por miedos, desconfianzas y ansiedades. La idea es desprendernos de estas emociones limitantes cuando crucemos el puente del aprendizaje y así enfrentar los desafíos futuros con más confianza.

 – Los desafíos del golf son oportunidades para desprendernos de nuestras emociones limitantes. Son forjadores de carácter. 

– Aprovecha de salir a jugar solo, con esta lección bien fresca y otro día me cuentas cuantas leyes metafísicas descubriste en la cancha. ¡Nos vemos!

Salí a jugar estando bien consciente de las emociones que sentía, fluyendo con las fuerzas invisibles y aceptando los desafíos con expectación. Parecía magia. Las fuerzas invisibles jugaron a mi favor y anoté el mejor score de mi vida. No lo podía creer. Tanto que quise contactar de inmediato al Maestro, pero de nuevo había desaparecido. «Paciencia –susurraba el viento costero–, ya aparecerá.»


jueves, 12 de septiembre de 2024

El cambio de caparazón

 

El Maestro se despidió dándome una tarea. Durante las próximas 2 semanas yo tendría que leer la libreta varias veces al día. Y ojalá sintetizar mis aprendizajes con algunas frases fáciles de recordar. 

– Estas listo para cambiar el caparazón y ahora debes convertir esos aprendizajes en creencias –, dijo para explicarse –. Verás, al igual que los cangrejos, tu mente tiene una coraza con tus creencias más arraigadas para protegerte de las ideas que no estas preparado para aceptar. Cuando el caparazón del cangrejo se vuelve demasiado pequeño para su cuerpo, se muda a uno más grande. Lo mismo debe hacer tu mente para darle espacio a tu conciencia en expansión. Te desprendes de tus ideas obsoletas y con las nuevas, construyes una nueva cosmovisión, más amplia y cómoda. Ten cuidado. Hasta que esas nuevas creencias se consoliden, estarás vulnerable. Por eso debes fortalecerlas, repitiéndolas y buscando explicaciones que las justifiquen.

– Ajá! –, exclamé sin poder contenerme –. No sabía que una cosmovisión impedía la entrada de ideas originales. Ni que para expandir la conciencia, se necesitan creencias menos restrictivas. Y ahora que lo pienso, me parece que es justo lo que está experimentando la humanidad. Un cambio de paradigma. 

– Nos vemos en 2 semanas.

El Maestro se retiró moviéndose despacio, como si repentinamente hubiese envejecido. Yo me quedé sumido en una tormenta mental pero comprometido a hacer la tarea asignada. Durante los siguientes días leí la libreta cada vez que podía y llegué a memorizar gran parte de su contenido. Intenté resumir esos aprendizajes y anoté lo siguiente:

1) Para mejorar hay que cambiar la forma de pensar. Evolucionar.

2) No confíes en la memoria. Es traicionera.

3) La vida y el golf son juegos que se pueden disfrutar.

4) Lo que sucede es perfecto para tu aprendizaje. 

5) Permite que tus deseos se hagan realidad.

6) Juega para conocerte a ti mismo.

7) No interfieras. El universo es un gran profesor.

8) Identifícate con el universo para ser feliz.

9) Todo se origina en la mente.

10) La felicidad no está en los extremos, está en el optimismo y la fe. 

11) El golf es mi maestro. Tienes 2 opciones: disfrutarlo o aprender. 

12) Quien aprende es tu Conciencia, tu Alma. Mantenla en calma.

13) Mantén tu Mente en el presente y tu cuerpo en equilibrio. 

Si bien estas fueron las conclusiones que anoté en la libreta, aun no me parecían creencias apropiadas para construir una nueva cosmovisión. Todos los días intentaba transformar estas enseñanzas en verdades incuestionables y nunca quedaba satisfecho. Sin embargo, cuando también consideré el comportamiento de El Maestro en la cancha, me fui convenciendo que estas lecciones no eran literales, hablaban de algo subyacente, mucho más profundo y relevante que una receta para jugar al golf. Algo que intenté expresar en la libreta con "lineas torcidas":

Estamos rodeados por energías invisibles que son sensibles a nuestras intenciones y pensamientos. Esas fuerzas espirituales tejen nuestro destino para que nos sirva de brújula moral. 

El objetivo del juego es aprender a usar la brújula del aprendizaje para ser feliz.

Todo es mental. Incluso el universo es mental. Somos pensamientos de Dios. Estamos interconectados por esa gran Consciencia Divina que desea conocerse mejor. 

No resultó fácil desprenderse del caparazón del materialismo, del individualismo, de la persistente ilusión de la separación. Fue casi doloroso deshacerse del ego. Incluso más difícil resultó aceptar que la materia era una forma de energía mental, o que nuestros pensamientos tenían poder causal. Fue desconcertante. Debí repasar muchas veces esas lecciones con nuevos anteojos. Y darle otro sentido a todo lo que me ocurría. Hubo momentos de pánico. Y sin embargo, mantuve la calma. Con mi mente en el presente y mi cuerpo en reposo, intuí que el optimismo y la fe me ayudarían a ser feliz y a conocerme mejor. A fuerza de repetición y análisis crítico, estas ideas disparatadas poco a poco se fueron transformando en creencias. Abrí mi mente y evolucioné. Ahora me sentía capaz de aceptar ideas más poderosas. Y comprendí que el paradigma idealista era capaz de construir un caparazón muchísimo más amplio y cómodo para mi nueva forma de pensar. Fueron 2 semanas difíciles y sin embargo, valiosas para mi evolución.