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lunes, 13 de mayo de 2024

Reflexiones en la Pasada


Al saborear el aroma del café, recordé que el Maestro solo me quería mostrar lo que él llamaba: la ruta de la felicidad. Ese camino que dejan nuestras huellas cuando avanzamos en armonía con la naturaleza y con confianza en nuestra capacidad. Donde tu cuerpo opera sin resistencia. También lo llamó "el camino del medio", como suelen referirse los budistas al sendero de la paz interior, al camino alejado de los extremos, al recorrido del equilibrio. Entonces, no se trata solo de seguir una trayectoria que se aleje de los problemas físicos de una cancha de golf (como los árboles, el agua, los búnkeres o los fuera de cancha), sino una trayectoria que además nos dé tranquilidad psicológica y espiritual. Recorrer el camino del medio es ser equilibrado, tanto en la vida como en el juego. 

Tampoco me dejó usar los palos de golf, puesto que era un ejercicio mental. En ese sentido, supongo que debemos concentrarnos en los lugares más apropiados del fairway para ejecutar el próximo tiro. Poner atención solo al objetivo. Nunca ponerla en algún peligro u obstáculo. Y ni siquiera imaginar que visitamos los lugares más complicados, como tampoco excedernos con nuestras expectativas. ¡Esos son pensamientos limitantes! Nunca debemos visualizarnos cayendo en un problema, ni logrando lo que consideramos imposible. La ruta de la felicidad es optimista y a la vez realista. Cambia con las circunstancias en cada golpe. Somos felices siendo positivos, flexibles y confiados. 

Ahora, si entendí bien la lección, todo se origina en nuestra mente. Tanto así que ahora pienso que el Maestro me hipnotizó durante nuestra caminata. No fue casualidad que yo recordara el poema de Machado. Me sugestionó varias veces con palabras bien escogidas. ¡En esos versos se esconde la receta para encontrar la ruta de la felicidad! ¡Golpe a Golpe, Verso a Verso! Y en el contexto de una lección de golf o de vida, el poema habla de mundos mentales que creamos con los actos, pensamientos y sentimientos que experimentamos después de cada golpe que recibimos de la providencia. Y sugiere que para encontrar la felicidad no nos sirve rezar, sino continuar caminando por el sendero del optimismo y la fe, sin rendirnos ni dejar de caminar. ¡Qué lindo!

  • Fluir sin resistencia. 
  • Mantener el equilibrio.
  • Imaginar el éxito.
  • Pensar con optimismo.
  • Confiar en nuestros talentos. 
  • Armonizar con el Universo...

Teniendo en cuenta que apenas somos "estelas en la mar". 

¿Habrá que anotar estas ideas en la libreta o serán solo elucubraciones mías? Igual las anotaré, aunque sospecho que de alguna forma, él está interviniendo ahora mismo en mis pensamientos y que estas reflexiones son parte de sus lecciones, por inverosímil que parezca. Es bien posible que el Maestro sea un mago, que se introduce en nuestras mentes y permanece allí por un tiempo después de la lección asegurándose que entendemos su mensaje. Le preguntaré directamente. Su vida después del accidente es todo un misterio. Quién sabe qué sorpresas guarda en su pasado. 

«Mmmm... este café se puso bien suspicaz. Mejor voy a jugar la segunda vuelta.», pensé.

Tomé el bolso y partí dispuesto a poner en práctica los consejos del Maestro. Todo iba muy bien –casi demasiado bien– hasta el penúltimo hoyo. En la salida del 17 comenzó el desastre. Injugable entre los árboles. Y después de ese instante, la ilusión de haber descubierto los secretos del golf, reventó como "pompas de jabón". Hice un triple y luego terminé con un doble bogey y una enorme frustración. Todos los fantasmas del pasado volvieron a aparecer y el desánimo me hizo cuestionarme todo. ¡Qué horror!


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