Estamos equivocados…
Los seres
humanos estamos intentando resolver los problemas sistémicos dividiéndolos en
partes; fundamentalmente porque estamos ciegos a la profunda interconectividad
en que evoluciona la vida. Estamos inmersos en una profunda crisis de
percepción. La fragmentación ilusoria en que vivimos nos impide solucionar los
grandes desafíos de nuestra propia sustentabilidad. No somos capaces de percibir la profunda interconexión de la trama de la vida. Pensamos que somos individuos desconectados de los demás. Creemos que hay una causa para cada efecto, sin darnos cuenta de que todo lo que ha ocurrido en el pasado es causa del presente y que bastaría un pequeño cambio en alguna circunstancia para que el presente sea diferente. No vemos la TOTI-causalidad del pasado. Seleccionamos una causa entre una infinidad y la acusamos de ser responsable de algún efecto. Un error de percepción. Una crisis epistemológica y espiritual que nos hace perder la esperanza.
Esta forma
lineal de pensar, inculcada desde nuestras escuelas y producto de la era industrial que generó la modernidad, debe evolucionar.
Necesitamos tomar conciencia de que todo está interconectado. Nosotros y la naturaleza hemos co-evolucionado. Ahora podemos ver que todos estamos conectados en un viaje evolutivo que solo tiene sustentabilidad si cambiamos nuestra conducta egoísta e irresponsable y nos convertimos en una especie empática. Naturalmente, esto requiere que colectivamente desarrollemos una nueva cosmovisión, un nuevo mapa para explicar el territorio.
Requerimos desarrollar pensamiento sistémico para poder comprender la verdadera
urgencia que tiene superar la toxicidad de la postmodernidad. No
sobreviviremos en este medio ambiente. La postmodernidad nos hace creer que somos dueños de la verdad y que los demás están equivocados. Una soberbia ilusión… Un error de Percepción. Una crisis social que nos deprime y corrompe.
Necesitamos una
nueva era psíquica. Necesitamos superar la postmodernidad.
Esta necesaria ampliación de consciencia colectiva es un
desafío global que pretende cambiar nuestro modo de vida, orientándolo hacia la
sustentabilidad, la reflexión y el comportamiento ético. Necesitamos recuperar la fe en el potencial de nuestra especie.
Pensamos que el cambio se puede lograr modificando la educación (la forma en que educamos) y
sospechamos que en los proyectos educativos dirigidos por personas con rasgos
de post-postmodernidad, existen pistas para reorientar nuestro destino. Porque aunque usted no lo crea, hay personas muy evolucionadas trabajando en educación. Ellos dirigen escuelas diferentes, donde prima la cooperación, el respeto y la curiosidad intelectual y allí, a nuestro juicio, se encuentra la esperanza de la aventura
humana.
Encontrarlos es un desafío. Aprender a
reconocer a estos pioneros de la post-postmodernidad, a rescatar y promover sus
obras, a comprender sus ideas y a distinguir el rumbo de sus pasos, es un
imperativo evolutivo para nuestra especie. En esas escuelas hay un clima saludable, gente buena, líderes íntegros, personas conscientes y solidarias. Son escuelas que tienen profesores de corazón. Sus enseñanzas son la
semilla que debemos plantar en “buena tierra” a fin de sumar
mentes preparadas para el cambio de era psíquica, y así poder alcanzar masa
crítica que permita a la humanidad avanzar hacia la post-postmodernidad.
Tenemos que
enmendar el rumbo…Hemos dejado el mando del curso evolutivo a los políticos y economistas, quienes se están comportado como co-pilotos depresivos que pretenden estrellar nuestra nave espacial sin dejar sobrevivientes. Necesitamos que ellos "abran la maldita puerta" para que otros más calificados tomen el mando. ¡Háganse a un lado viejos "macucos"!...Nuestra sociedad se merece una mejor oportunidad. Tenemos que rescatar a los pioneros de la integralidad que con humildad y empatía han decidido ser el cambio que el mundo necesita. Tenemos que rescatar a las personas generosas y auténticas que piensan primero en el bienestar común y convertirlos en ejemplos de comportamiento, en pilotos del planeta Tierra. Solo ellos, los que saben de empatía, pueden corregir el rumbo.