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sábado, 23 de junio de 2012

Vientos de cambio


En el ámbito de la educación, soplan vientos de cambio. Parecen presagiar una tormenta que remecerá los cimientos del modelo educacional que conocemos.
Hace pocos días el Mineduc entregó una verdadera carta de navegación para las facultades que forman docentes, señalando los requisitos mínimos que debe cumplir el futuro profesor. Fue acompañado entre otros por Mariana Aylwin, reforzando la idea de continuidad de las políticas orientadas a mejorar la calidad de nuestra educación.
En los estándares orientadores para egresados de educación parvularia, pedagogía en educación básica y media, se detallan las características de los profesionales del siglo 21:

“Se espera que el futuro profesional, al egresar esté preparado para enfrentar un entorno cambiante, para ello, debe desarrollar habilidades y actitudes personales tales como capacidad de trabajo colaborativo, autonomía, flexibilidad, capacidad de innovar, disposición al cambio y proactividad. Al mismo tiempo y como complemento se espera que tenga una sólida formación en valores, y presente un comportamiento ético adecuado. Además, tiene que ser capaz de comunicarse por escrito y oralmente en forma eficaz en su lengua original y en una segunda lengua. Por otra parte, se espera que el futuro profesional demuestre habilidades en el uso de tecnologías de la información y la comunicación. De igual forma, deberá poseer un comportamiento que refleje un nivel cultural adecuado a las exigencias de un mundo globalizado. Del mismo modo, debe mostrar un espíritu de superación personal y profesional, por lo cual debe tener conciencia del desarrollo profesional como una constante de vida.”
Estas características son transversales, para todos los educadores y dan cuenta de un cambio cultural profundo en la formación inicial docente.
Según indicaron nuestras autoridades, la prueba inicia, evaluará estos estándares mínimos exigidos para cada carrera y será, en breve, obligatoria y habilitante.
A mayor abundamiento, señalaron que las acreditaciones estaban en revisión, de modo que se orientaran más a resultados que a procesos y que resuelvan de mejor forma, los posibles conflictos de interés; entre otros ajustes. Fueron categóricos al señalar que las futuras acreditaciones también evaluaran las características de nuestros estudiantes y egresados.
No tenemos dudas de que las exigencias aumentarán. Tendremos que prepararnos. Tampoco tengo dudas de que nuestros profesionales sabrán responder al desafío que hemos recibido. El cambio es urgente y necesario. Como señala un viejo axioma, “Si continuas haciendo lo que siempre has hecho, continuarás obteniendo lo que siempre has obtenido”.

Esta verdad, puede ser dolorosa para algunos y motivante para otros. Pero en cualquier caso, quisiéramos que nuestros académicos acepten la aventura del cambio, con un rumbo claro y preciso, siempre hacia una educación de mejor calidad. Una aventura apasionante e ineludible para quienes entendemos a la educación como arquitecta de la sociedad del futuro.