La educación del siglo XXI necesita urgentes cambios. En particular, necesita adaptarse a los desafíos que plantea un mundo globalizado, interconectado y tecnificado. Existen algunos desafíos urgentes, como crear conciencia sobre los precarios equilibrios medio ambientales, como incentivar la participación en los problemas de la comunidad y promover valores universales como: responsabilidad, respeto y tolerancia; pero ninguno más urgente que cambiar la educación para formar jóvenes dignos, libres y autónomos. ¡Se necesita un cambio cuántico! (1)
Es que nuestro futuro como especie depende de que nuestros jóvenes encuentren respuestas a los problemas que nuestra propia sociedad ha creado.
Y entonces, en lugar de formar jóvenes espectadores de la obra que nuestra generación ha puesto en cartelera, tenemos que crear actores que conduzcan al mundo a un futuro mejor, directores y guionistas que redefinan el rumbo y productores que presentes nuevas ideas.
Estamos enseñando a memorizar, a comprender las viejas ideas, a hacer como se ha hecho antes, a aceptar paradigmas y a adaptarse a la sociedad. Casi me atrevería a decir que entrenamos a los jóvenes para pasar pruebas.
Debiéramos enseñar a investigar, a explorar, a cuestionar paradigmas, a buscar diferentes modos de obtener resultados, a alimentar la curiosidad intelectual y a transformar la sociedad en base a nuestras necesidades.
Y también debiéramos enseñar a convivir, a cooperar, a generar hábitos saludables, a desarrollarse plenamente. En fin, a ser mejores personas.
(1) Un salto cuántico es discreto e instantáneo, no necesita cambio gradual de estado.
A) El cambio cuántico parte con un cambio en la sociedad:
La mayor parte de los profesores, eligen su profesión por vocación, para hacer una diferencia, pero se topan con un sistema que no les da autonomía, ni poder de decisión. Se frustran y muchos dejan la profesión. Es que los resultados de sus esfuerzos son a largo plazo. No se ven y tampoco se les reconocen. Nuestra urgencia por lograr resultados nos impulsa a invertir en “negocios” rápidos. La sociedad actual incentiva a las mejores mentes a estudiar carreras orientadas a resolver nuestro futuro inmediato. ¡La pedagogía no es una de ellas!
La mejor forma de atraer jóvenes brillantes a la docencia es recuperando la dignidad del profesor. Hay que demostrar que aquellos que están construyendo nuestro futuro son apreciados por el desafío que han aceptado.
Sostengo que la sociedad es injusta con los profesores porque estamos resolviendo lo urgente y postergando lo importante (el calentamiento global, es otro ejemplo).
El sistema político/económico (preocupado de implementar políticas rentables para las próximas elecciones o para el próximo ejercicio) no ha resuelto adecuadamente el complejo problema de la educación, salvo honrosas excepciones: La prestigiosa educación en Finlandia se basa en la excelencia de sus profesores. La sociedad Finlandesa reconoce la importancia de tener los mejores educadores y los profesores tienen un estatus social equivalente a la responsabilidad de estar a cargo de la juventud y por ende, del futuro. ¿Será esta la solución?
Como primer paso propongo iniciar una campaña nacional de reconocimiento a la labor académica, que atraiga a lo mejor de nuestra juventud a la docencia.
Reconocimiento implica status: oportunidades de desarrollo profesional, compensación económica, beneficios extraordinarios, subsidios e incentivos, flexibilidad laboral y libre acceso a actividades culturales.
Tenemos que formar excelentes profesionales para nuestro futuro no tan inmediato.
B) El cambio cuántico también requiere re-educar a nuestros profesores:
Para cambiar la educación, hay que cambiar el modo en que la sociedad forma a los profesores. Me atrevo a sugerir que la formación actual es cultivo de muchos de los males de la docencia.
Especializar a un profesional en un ramo para pedirle que mantenga el entusiasmo y motivación, año tras año de dar las mismas lecciones, supone un desconocimiento de la naturaleza humana.
¡Y sin embargo, existen profesores extraordinarios! Nadie se olvida de ellos. Es que, de todas las influencias en nuestras vidas, pocas son tan profundas como la inspiración de un buen profesor. La burocracia del sistema no puede apagar las vocaciones reales. Son un modelo a seguir y tienen muchas cosas en común:
1) Desean que todos sus alumnos aprendan y están dispuestos a dar ese paso extra para que lo logren. Los inspiran a progresar.
2) Aman lo que hacen. Se enorgullecen de contribuir al crecimiento de sus alumnos. Buscan transformarlos en mejores personas.
3) Son comprometidos y dedicados, se concentran en sus alumnos y disfrutan sus logros. Producen la diferencia.
Hay numerosos estudios que demuestran que el éxito de los estudiantes depende de la motivación del profesor.
¿Y entonces, como motivamos a un profesor?
Una respuesta posible es: permitiéndole enseñar aquello que lo apasiona, lo que más le gusta! Su hobby.
Parte de nuestra propuesta es preparar integralmente a los profesores, dándole espacio para enseñar varias asignaturas, pero también enseñar lo que les gusta (motivación) y especialmente en la formación valórica (sentido de contribución).
Otra respuesta posible es: darles oportunidades de desarrollo profesional. Si luego de sacar su título de profesor, y luego de enseñar exitosamente durante 3 años, se permite que postule a una segunda carrera, mediante un programa riguroso de preparación profesional, tendríamos profesionales con 2 carreras que pueden seguir ligados a la docencia, o desempeñarse en otras áreas con la ventaja de tener formación pedagógica.
En consecuencia, otra arista (de gran potencial) de esta propuesta consiste en diseñar programas de postgrado especiales para profesores (titulados y con experiencia) permitiéndoles postular a otras carreras. Un profesor de matemáticas bien podría obtener un bachiller en ciencias de la ingeniería, como parte de una carrera profesional de desarrollo permanente. El atractivo de la carrera docente entonces, sería incrementado al transformarse en una forma alternativa de acceder a las carreras más demandadas. Esperamos que este programa (equivalente a los collages) garantice demanda por las carreras de pedagogía.
Por otra parte, entendemos que la tecnología está brindando oportunidades extraordinarias en el campo de la educación y visualizamos la necesidad de preparar a los profesores para el uso de tecnología como herramienta pedagógica y proponemos que algunas materias sean dictadas on-line por profesores de universidades extranjeras. Esto garantiza profesores con curiosidad intelectual y preparados para usar la tecnología tanto para mantenerse actualizados como para usarla creativamente en sus clases.
En otro contexto, en la etapa formativa de profesores, proponemos desarrollar rigurosos programas de formación valórica, que permita enseñar a convivir, a comportarse correctamente, a desarrollar hábitos saludables, trabajo en equipo, y destrezas sociales en actividades curriculares y extracurriculares. El profesor entonces adquiere una relevancia fundamental en el desarrollo social y valórico de sus alumnos. Educación de la Personalidad – Character Education- es una de las grandes tendencias en la pedagogía anglosajona actual. El ambiente propicio para instruir en valores sociales es en actividades al aire libre, transformando indirectamente al profesor en un pseudo entrenador, estilo más acorde con las necesidades del siglo XXI y sacando al alumno de la sala de clases.
Finalmente, la formación docente debe ser general e incorporar múltiples disciplinas y quisiéramos que sea reconocida con una formación integral, holística, atractiva por su perspectiva global y base de cualquier proyecto de perfeccionamiento con miras a profesiones que aun no se desarrollan. Ser profesor sería un primer paso constructivo que permitiría especialización posterior.
La gran pregunta es: ¿Quién enseña a los nuevos profesores?
La respuesta es sencilla pero profunda.
Si seguimos haciendo lo que siempre hemos hecho, seguiremos obteniendo los mismos resultados.
Debemos importar profesionales de otras áreas. Hay que incorporar sangre nueva a esta tarea. Conseguir personas cultas y eruditas. Que tengan una perspectiva amplia. Personas que viven en plenitud, que tienen entusiasmo para contagiar. Investigadores del ser humano, buscadores de la verdad. Gente que ha emprendido la aventura del autoconocimiento.
Parece no ser sencillo. Pero como hemos cambiado el paradigma, nos sorprenderemos de las enormes posibilidades que nos brinda esta perspectiva.
Conozco un biólogo que ama la naturaleza y que se dedicó a la fotografía que encanta a sus auditorios con historias, imágenes y aprendizajes en aventuras asombrosas.
Conozco un ingeniero que se apasiona por el arte y que destina gratuitamente gran parte de su tiempo a enseñar cómo alcanzar la felicidad.
Conozco una abogada que ama la literatura y que cuenta cuentos a no videntes, con una pasión increíble. Sus palabras generan imágenes impactantes en sus auditores.
¿El factor común? ¡Un entusiasmo desbordante por lo que hacen!
También debemos recordar que hay muchos profesores a un click de distancia. Pero confiemos en que muchos de nuestros profesores se pueden adaptar y convertir en exploradores. Tengo la impresión de que muchos nacieron aventureros y que el sistema les ha atado las alas. ¡Son águilas, no gallinas!
C) El cambio cuántico también requiere un replanteamiento dentro de los colegios:
Los colegios deben colaborar en el entrenamiento de profesores. Más aún, creemos que con el fin de asegurar profesores de calidad, deben garantizar puestos de trabajo- por un tiempo limitado- a sus propios alumnos en la medida que se conviertan en profesores.
Deben incentivar el intercambio de docentes con colegios similares y compartir los procedimientos de evaluación para enriquecer la enseñanza con la transmisión de las mejores prácticas de la profesión.
El colegio debe crear una cultura de respeto hacia la labor docente e incentivar la colaboración de padres y apoderados con los profesores. El profesor debe ser respetado y admirado. Aunque entendemos que la admiración se gana, más que se impone, el colegio debe dar oportunidades de interacción con los profesores para reconocer su contribución.
Comidas anuales, premios especiales, ceremonias de reconocimiento público, cartas de recomendación, flexibilidad laboral y detalles que demuestren la importancia del docente son parte esencial del cambio necesario en la educación.
El colegio debe abrirse a la comunidad, usar las áreas verdes y parques, museos y bibliotecas, teatros y áreas deportivas como extensión de sus instalaciones. Debe entenderse como una entidad transparente, permeable y comunitaria, que no tiene límites definidos. Clases en las playas, en los jardines, en las canchas deben ser la norma, no la excepción.
El colegio debe suscribir convenios de colaboración con empresas publicas y privadas y conectar al profesor con la realidad social y económica. Incentivar algunas clases magistrales con la participación de profesionales reconocidos, participar en actividades comunales y evitar convertirse en una burbuja independiente.
En especial el colegio debe proveer el ambiente y las herramientas tecnológicas que permitan la inclusión digital en la educación, promoviendo así el uso de la tecnología como lenguaje comunicacional entre alumnos y profesores. De esta forma demuestra que el aprendizaje puede hacerse durante las 24hs y los 7 días de la semana.
El currículum debe ser amplio y extenderse más allá del contenido. Debe incentivar el estudio personal y en grupo, las preguntas, la incorporación de distintas disciplinas y diversos puntos de vista. Debe basarse en proyectos de investigación, relevantes y contingentes, pero sobretodo, flexibles y adaptables a los intereses y capacidades del alumno. El currículum debe permitir un viaje de autodescubrimiento y dar un marco de referencia para ser un participante activo de la sociedad. La educación deja de ser pasiva.
La expresión oral, los debates y el uso de tecnología como complemento para ilustrar ideas, debe incorporase en todas las asignaturas. El inglés debe enseñarse tan temprano como sea posible para un lograr dominio tal que permita investigación.
La educación del siglo XXI debe ir más allá que el trabajo intelectual. La formación completa de la persona requiere además, educar el cuerpo, mediante el desarrollo de actividades deportivas y también educar los sentidos a través de la música, las artes y el teatro. La detección temprana de capacidades extraordinarias en cualquiera de estas áreas es fundamental para desarrollar el pleno potencial de alumno a través de un currículum personalizado. Y la educación del “corazón”, la capacidad de solidarizar, de tener compasión, de amar y fraternizar, también deben ser parte de un currículum holístico, en función del ser humano total.
Se propone también desarrollar actividades extracurriculares en grupos tipo escuelas de verano con régimen de internado, tendientes a reforzar comportamientos y generar hábitos saludables. Especialmente durante las edades críticas de la pre adolescencia. En este sentido, la educación debe complementar la tarea de los padres, ayudando a los jóvenes a integrarse a la sociedad.
Este ABC de la educación del siglo XXI pretende abrir el debate en torno a la revolución que se necesita en nuestra educación y acorde con la filosofía subyacente, es un bosquejo preliminar que esperamos enriquecer con nuevas contribuciones y que vaya transformando constructivamente nuestra forma de educar.