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martes, 24 de noviembre de 2020

Conciencia Planetaria

Los acontecimientos globales revelan que la humanidad está expandiendo su conciencia. Con cierta perplejidad, nos estamos dando cuenta de los errores que hemos cometido en el pasado. En todas partes vemos síntomas de un insondable cambio de cosmovisión –de dimensiones copernicanas–, liderado por las nuevas generaciones, que se rebelan frente al mundo tóxico que han heredado. El paradigma dominante está cambiando a gran velocidad. Sin embargo, en lugar de tener miedo, debiéramos estar esperanzados. Claro que se trata de un proceso inquietante, puesto que cambiarán nuestros valores y creencias. Y si somos optimistas, engendrará una mejor forma de relacionarnos tanto con el prójimo como con la naturaleza. Creemos que el ser humano está evolucionando hacia una conciencia planetaria. 


El caos que genera esta expansión de conciencia aunque nos incomode, demuestra que como especie, seguimos evolucionando. Los más jóvenes, horrorizados por la violencia del siglo XX y desilusionados de las ideologías tanto de derecha como de izquierda, reclaman un cambio de cosmovisión y una nueva forma de relacionarse con el prójimo y la naturaleza. Cuentan con la ayuda de la tecnología y la ciencia de vanguardia y están mejor adaptados al vértigo de la transformación. Los más viejos temblamos. Atrapados en estrategias mentales obsoletas, nos esforzamos por liberarnos de nuestros viejos prejuicios. Con estupor, nos damos cuenta de que hemos vivido como gigantes egoístas y que tanto la ilusión del individualismo como la tentación del materialismo nos han desorientado. Recién comprendemos que en alguna parte equivocamos el rumbo y que ahora estamos perdidos. 

Los seres humanos anhelamos encontrar la sabiduría para desarrollar esa perspectiva superior, ese nuevo nivel de conciencia donde los límites se diluyen. Cuando lleguemos allí, comprenderemos que todos los humanos estamos unidos. Que viajamos hacia un destino común. Que tenemos una enorme responsabilidad compartida con la vida en la Tierra. Recién entonces reconoceremos que nuestras diferencias no nos dividen, nos fortalecen. Somos mucho más que individuos. Somos terrícolas, haciéndonos conscientes del milagro de la vida.
Intuyo que pronto aprenderemos a convivir en armonía, desarrollaremos más empatía y trascenderemos las batallas ideológicas. Dejaremos atrás la corrupción y los abusos de poder. Negaremos la superioridad de las elites y rechazaremos las visiones fundamentalistas. Nadie se creerá dueño de la verdad, porque reconoceremos el valor de la diversidad de nuestras experiencias. Tendremos mentes flexibles, conductas respetuosas y recuperaremos nuestra dignidad. Ya no como individuos, sino como especie. Actuaremos como los mosqueteros: ¡Todos para uno y uno para todos!

Esta nueva identidad colectiva nos ayudará a conocernos mejor y a darle un sentido más profundo a nuestras vidas. Somos la Humanidad, guardianes de la vida en la Tierra. Por primera vez, seremos conscientes de estar construyendo un hogar para todas las especies que habitan la biosfera. Todos juntos hermanados en la aventura más emocionante del siglo XXI: ser testigos del big bang de alcanzar consciencia planetaria.