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lunes, 30 de septiembre de 2019

Los pensamientos crean realidades

La evolución biológica es una magnífica idea (surgida hace más de 150 años en la mente humana) que ha sido tan respaldada por abundante evidencia científica que hoy resulta francamente sorprendente cuestionarla. Aceptemos que para el hombre del siglo 21, es evidente que en la naturaleza, todo evoluciona y que el cambio es continuo e inexorable. 
Lo que no calza bien con los conocimientos que la ciencia ha alcanzado en algunas nuevas disciplinas, es que el proceso evolutivo sea azaroso. La adaptación al cambio y las mutaciones genéticas, parecen perseguir la conservación de la vida siguiendo un patrón de prueba y error que no es exclusivamente aleatorio. La evolución parece tener un propósito y ahora que nuestra especie se enfrenta a un desafío mayúsculo  de supervivencia nuestra tarea es reconocerlo, aceptarlo y apoyarlo. 
Según Ken Wilber, un análisis verdaderamente integral de cualquier proceso (incluyendo a la evolución), nos obliga a observarlo desde al menos 4 dimensiones diferentes: interior y exterior; individual y colectivo.
Pues bien, no cabe duda de que la ciencia ha estudiado profundamente los procesos evolutivos examinando la coherencia de los cambios en las formas físicas de los organismos y su rigurosa adaptación al medio ambiente. Siguiendo su propia metodología al concentrarse en hechos concretos, medibles y cuantificables, la ciencia se ha enfocado concretamente  en la dimensión exterior de los procesos evolutivos. 
Y así, la evolución darwiniana ha llegado a conclusiones podrían ser cuestionadas puesto que no toman en cuenta los aspectos interiores del fenómeno evolutivo. Una mirada integral al proceso evolutivo, exige que tomemos en cuenta la dimensión interior de la evolución y que postulemos que el cambio exterior es una manifestación del cambio interior. 
Las ciencias cognitivas y de la complejidad ahora reconocen la profunda interconexión de los cambios internos y externos. Según estas disciplinas, la activación genética y su manifestación física, puede tener origen en las emociones y la interpretación de las experiencias de los organismos. Es decir, nuestros pensamientos influirían directamente en la activación de los genes que necesitaremos para enfrentar los desafíos que nos presenta el ambiente. No somos organismos que se adaptan pasivamente a los cambios sino que nos transformamos para vivir en un mundo que está evolucionando para adaptarse a nosotros. Todos los seres vivientes somos co-creadores del universo que habitamos. Nuestros pensamientos han creado nuestra realidad. 
Una de las consecuencias más dramáticas de esta mirada más integral al proceso evolutivo es que nuestra realidad exterior puede ser simplemente un reflejo del nivel de conciencia predominante que tenemos. Los problemas que estamos enfrentando (climáticos, económicos, sociales y políticos, entre otros), son reflejo de una cultura etnocéntrica,  de esa educación fragmentada que nos inculcaron y de múltiples generaciones humanas repletas de pensamientos irresponsables, ambiciosos, egoístas y autoritarios. Somos una especie inmadura. 
La única solución para la sustentabilidad de la vida humana es tomar conciencia de la importancia de nuestros pensamientos. Y a ser responsables con ellos. A juntarlos con otros pensamientos positivos y generar ese tsunami de respeto que necesitamos para ubicarnos. A contribuir al cambio de polaridad que necesita la Tierra, con optimismo y alegría. A reconocer la  increíble abundancia del maltrecho planeta y a celebrarla con generosidad. A aceptar el legado de nuestros antepasados y construir un puente hacia un futuro feliz para las generaciones venideras. A apreciar la verdad parcial que tiene la visión de cada uno, enriqueciéndonos con otras posturas. A generar el cambio de pensamiento que permita salvar a nuestra especie de la extinción...

Entonces, acepta esta invitación a trascender al ser humano actual, aceptándolo como una etapa necesaria en la evolución espiritual y proyectándolo hacia su pleno potencial creador. No estás solo. Eres parte de una especie que puede acceder a la información acumulada del pasad, del presente y del futuro. No tienes límites. Eres infinito, eterno y omnipresente. Usa el instrumento más potente que se haya creado jamás: tu propia mente...
¡Piensa con optimismo! Comprende, aprende e interpreta la información con creatidad...
¡Actúa con amor! Quiere todo lo que haces y deja que esa emoción guíe tus pasos...
¡Fluye! Acepta los designios del universo con esperanza y total confianza...
!Imagina! Tu infinita genialidad se necesita para concebir una nueva y mejor realidad...
¡Contribuye! Eres la gota que llenará el vaso del potencial humano...
¡Toma conciencia! Estás presente en toda la existencia...