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lunes, 12 de septiembre de 2011

Carta del Futuro


                                                                Isla de Pascua, 11 de Setiembre, 2061

Querido abuelo,
Te escribo una carta desde el futuro. Te ruego disculpes si cometo errores pero esta forma de comunicación se extinguió hace tiempo. Lo hago, porque quiero que me comprendas. Trataré de hablarte desde el paradigma dominante de tus tiempos.
Sé, que en estos 50 años, nuestra casa, tu mundo, ha cambiado tanto que te costaría reconocerlo. Es un organismo viviente que se logró recuperar después de una larga convalecencia.  Hoy, es un planeta sano. Convivimos en armonía, con la naturaleza y la tecnología, aceptando nuestros deberes y responsabilidades. Quitamos la basura del espacio, descontaminamos el medio ambiente y cuidamos los recursos naturales para las generaciones del mañana.  Ahora, incluso la tecnología está al servicio de la flora y fauna. Hemos conseguido la sustentabilidad que tanto quisiste.
Nuestra familia, tu sociedad, se ha transformado en una comunidad diversa y tolerante. Vivimos en una cultura basada en la Confianza y el Respeto, que busca el bienestar, la calidad de vida y el desarrollo interior. Extirpamos de nuestro comportamiento aquellas actitudes egoístas e irrespetuosas como la violencia, la codicia y el abuso. Tenemos igualdad de oportunidades y nuestras diferencias son apreciadas. Logramos, con esfuerzo y dedicación,  construir una civilización justa y solidaria.
Tenemos conciencia de que el equilibrio es frágil, pero hemos aprendido mucho desde tu época del terror. Para ti, se cumplen 10 años desde el cambio de era, desde el desplome de las torres gemelas de Nueva York. Estás viviendo en tiempos terribles. Los años turbulentos. Debes tener miedo. 
Cuando leas esta carta, quizás te sorprendas ya que yo aun no he nacido, pero no quiero que te preocupes. Estoy bien. A punto de ver nacer a mi nieta. Recuerdo con nostalgia cuando me contabas cuentos, me arropabas al dormir y me dabas el beso de buenas noches. Tu cariño sigue vivo en mí.
Te escribo para darte esperanzas.  Para agradecer que hayas seguido luchando por la justicia y la sustentabilidad, a pesar de todo. Para que sigas insistiendo en el diálogo como herramienta para lograr consenso. Para que mantengas el amor como tu prioridad. Para contarte que la historia tiene un final feliz.
Sé que estoy cometiendo una imprudencia al enviarte esta misiva. Intervenir en el pasado está prohibido por la ley Mariposa. Pero no me parece justo que vivas con incertidumbre. Hay una civilización que ha logrado sobreponerse a las dificultades porque existieron personas como tú, que imaginaron un mundo mejor.
Logramos triunfar porque algunos de ustedes nunca se dieron por vencidos. Gracias desde un futuro maravilloso. ¡Muchas gracias!
Te quiere mucho tu nieta, 
Filipa.

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