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domingo, 23 de enero de 2011

La educación altruista


Los síntomas son cada vez más evidentes. La sociedad está enferma. Crisis energética, crisis medioambiental, violencia, delincuencia, pobreza, hambruna, obesidad, por mencionar algunos.
El problema está en las creencias que tenemos de las motivaciones del ser humano.  Hemos desarrollado la economía en base al supuesto de que el ser humano es egoísta. Que sus motivaciones principales serían la búsqueda de riqueza y el interés personal. Y en parte, es cierto.
Sin embargo, desconocer la dimensión altruista del ser humano genera modelos distorsionados de la realidad y produce desequilibrios importantes que finalmente generan síntomas evidentes de una sociedad enferma.
La pobreza es síntoma de la acumulación indiscriminada de riqueza generada por la dimensión egoísta del ser humano.
El calentamiento global es síntoma de la explotación indiscriminada de la naturaleza.
El ser humano es dual, como una moneda de 2 caras: egoísta y a la vez, altruista.
Cualquier empresa que considere solo una dimensión de este, generará desequilibrios que comprometerán su estabilidad en el largo plazo.
Muhammad Yunus, premio Nobel de la Paz 2006, propone en su libro, “Empresas para Todos”, la creación de empresas dedicadas a ayudar a los demás, cuya misión sea ponerle fin a un problema social. Estas empresas ayudarían a equilibrar a la sociedad puesto que tomarían en cuenta la naturaleza altruista del ser humano. Las llama “empresas sociales”.
Una de las cosas que más me llamó la atención de esta proposición es su declaración de quienes trabajan en este tipo de empresas ”lo hace con alegría”. Disfrutan su trabajo. Son felices ayudando a los demás. Sostiene que estas empresas toman en cuenta el carácter dual del ser humano: trabajando por los demás logran la satisfacción personal de sentirse creando un mundo mejor.
Me interesa explorar la posibilidad de crear empresas altruistas en el área educacional. Es un área donde el gobierno necesita colaboración. Donde muchos entran por vocación de servicio, pero pocos logran emprender desinteresadamente. La educación pública está fracasando estrepitosamente. Tal vez sea el momento apropiado para proponer un nuevo modelo: la educación altruista, diseñada para ser autosostenible, sin fines de lucro, de propiedad de profesores que reinvierten cualquier superávit en mejorar la educación que imparten.

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